una lluvia incesante se dejaba caer sobre la ciudad cuando el aikidoka arribó al dojo. esta vez el aikidoka tuvo la posibilidad de practicar con el bokken (corte diagonal desde los dos lados) antes de la práctica.
el aikidoka se puso a tirar cortes (con irregular efectividad, todos bajo el rango de lo aceptable) frente a una de las ventanas del dojo, de manera de utilizar su reflejo como virtual oponente y así intentar dar el corte en diagonal a la altura del cuello.
sin embargo, al rato de haber comenzado, el sempai (que también practicaba con el bokken a unos metros del aikidoka), le hizo ver que debía trabajar orientado hacia la kamiza, donde está la imagen de o sensei.
no fue la única observación que hizo el sempai al aikidoka esta mañana. el resto, eso sí, fueron una vez abierta la práctica, y tuvieron que ver con elementos básicos como por ejemplo que en un ejercicio en el que se debía dar un paso hacia adelante, el aikidoka se empeñaba en darlo hacia atrás.
las otras observaciones tuvieron que ver con la ya habitual falta de flexibilidad del aikidoka y con cierta lentitud para reaccionar.
sin embargo, a pesar de todo ello y a pesar de todas las dificultades con las el aikidoka se ha encontrado en este camino (y con todas las dificultades con que de seguro se seguirá encontrando) el aikidoka siente que lentamente comienza a conectarse con su centro. se trata todavía de una conexión tenue, lejana, casi una intuición, pero es una conexión después de todo.
aún llueve sobre la ciudad y al aikidoka aún siente en sus antebrazos el breve pero intenso trabajo con el bokken.