sólo el aikidoka y el sempai abrieron la práctica de esta mañana. dada la circunstancia, el sempai decidió empezar con el bokken, arma que como ya ha sido mencionado en ocasiones anteriores, es de especial gusto del aikidoka.
claro que el hecho de que el aikidoka guste de esta arma, no significa en absoluto que la domine. todo lo contrario. el arma desnuda al aikidoka en su precariedad.
eso no impidió que el eterno practicante dejara caer al menos un centenar de veces el sable de madera de arriba a abajo en corte diagonal.
más tarde, cuando se hubo sumado un tercer aikidoka a la práctica, el sempai los hizo enfrentarse con y sin bokken. más tarde con choto.
fue durante el trabajo con choto que el sempai comentó que el aikidoka realizaba mejor algunos ejercicios con choto que a manos limpias.
en otro momento, mientras miraba enfrentarse al sempai y su compañero, el aikidoka comprendió que la flexibilidad de uke no sólo es importante para protegerse a sí mismo, sino porque además le hace más difícil la labor de nage, y por ende, lo exige más.
el aikidoka comprendió también que si esos sables y cuchillos largos hubieran sido de acero (y no de madera, como son realmente), el aikidoka habría salido desmembrado de la práctica. de paso le habría quitado un par de lonjas (y quizás un ojo) a su compañero y al sempai (no por velocidad ni agilidad, sino por torpeza, demás está decirlo).
pero nada de eso ocurrió. y el aikidoka salió íntegro y pleno del dojo, bajo un cielo oscuro, cargado de nubes. tantas, que daba la impresión de que aún no hubiera amanecido.