diciembre 06, 2006

si el lunes el foco de la práctica estuvo puesto en el tren superior, el foco de la práctica de esta mañana estuvo centrado en el tren inferior, con un intenso trabajo en suwari waza.

quizás no tan intenso, pero sí prolongado, lo suficiente para el aikidoka que todavía está en proceso de reinserción.

para empezar, habría que decir que esta mañana al abrir la práctica sempai honró al aikidoka escogiéndolo como uke para ejemplificar una técnica. es cierto, no había mucho de donde elegir (cuatro alumnos sobre el tatami), pero había otro sempai y un compañero de bastante mayor rango que el aikidoka (que no posee rango alguno). de cualquier forma, fue un pequeño orgullo para este aprendiz, quien siguiendo las instrucciones de sempai, realizó katate dori en ai hamni.

a partir de ahí, un interesante trabajo de tainoenka, en el cual el sempai explicó que antes de adelantar la pierna para entrar en el espacio de uke, había que levantar las caderas, pegar las rodillas juntando los muslos, como si al aikidoka lo recogiera desde arriba un hilo pegado a la nuca.

toda la primera parte de la práctica estuvo centrada en ese ejercicio, para luego ponerse de pie y realizar tenchi nage: abriendo como si tuviera dos platillos y luego proyectando al ocupar la posición de uke. esta técnica se relacionaba con la anterior, en el momento en que tori procedía con irimi.

luego se regresó a tainoenka, pero esta vez de pie y a partir de morote de dori.

en un movimiento muy similar, nage (que tenía tomado el brazo en ai hamni como si fuera un sable) acercaba su centro hacia su muñeca y a partir de ahí comenzaba a elevarlo hacia el cielo para luego girar la cadera en kaiten para proyectar a uke.

claro que sempai hizo la salvedad de que se debía realizar el ejercicio sin proyección, lo que en buena medida lo convertía en un ejercicio mucho más estático y contemplativo.

el aikidoka experimentó hoy una interesante paradoja: al momento de practicar con un nuevo asistente a las prácticas (al menos el aikidoka nunca se lo había cruzado en las prácticas matutinas), como uke este nuevo aprendiz le hacía el trabajo fácil al aikidoka, adelantándose a las técnicas, prácticamente moviendo los brazos hacia donde el aikidoka debía moverlos, en buenas cuentas, como si estuviera haciendo el trabajo de él. la paradoja radica en que toda esa aparente ayuda que entregaba el practicante, no hacía más que ponerle las cosas difíciles al aikidoka.

la práctica concluyó con una breve elongación y luego el aikidoka se sometió a atokeiko, el cual, tomando en cuenta la condición de reinsertado del aikidoka, sempai lo realizó de manera suave. atokeiko fue sorteado con entereza.

lentamente el aikidoka vuelve a tomarle el gusto al tatami, al cansancio placentero y estimulante que deja la práctica.