esta mañana le palpitaban las sienes, sentía la cabeza embotada, tenía la boca seca y lo dominaba un mareo no muy intenso. dejando de lado los eufemismos, habría que decir que hoy el aikidoka asistió al dojo soportando los embates de una leve resaca.
esto podría sonar como una gran irresponsabilidad, pero quizás hubiera sido más irresponsable precisamente no asistir al dojo por este motivo. por lo demás, el malestar era leve (más producto del sueño que de la ingesta de cervezas de la noche anterior) y sus sentidos se mantenían abiertos. además, nuevamente el tatami funcionó como una especie de analgésico para sus dolencias físicas y espirituales, ya que apenas puso un pie sobre él, sintió el alivio.
claro que las cosas no fueron fáciles para el aikidoka, porque no contento con incluir varios ushiro ukemis al comienzo de la práctica, sempai pidió después tomar el bokken y realizar suburis verticales primero adelante y luego kai ten y corte atrás y luego atrás y atrás otra vez, haciendo girar al aikidoka sobre su eje en reiteradas ocasiones, lo que hizo sentirse aún más mareado.
al aikidoka le costó llevar el ritmo del ejercicio, pero consiguió de todas formas hacer algunos cortes con cierta limpieza. en un momento sempai indicó liberar el kiai al momento de realizar el corte, lo que le produjo al aikidoka una experiencia sumamente gratificante.
el primer ejercicio consistió en que nage debía abrir y extender ambos brazos y uke debía empujar uno de ellos hacia el centro. uke debía empujar el brazo hacia el centro, y nage debía hacer ten kan para nuevamente girar y hacer girar a uke que debía seguir insistiendo.
este fue el ejercicio que lentamente fue mutando para terminar en shiho nage y abrochar la bella práctica de hoy, la que, a jucio del aikidoka, tuvo un caracter circular.