la práctica de hoy se inició solamente con dos alumnos, pero rápidamente se fueron sumando otros durante el precalentamiento, el que hoy, según percibió el aikidoka, se extendió por más tiempo del habitual.
fue un precalentamiento que obligó al aikidoka, que no tiene una buena elongación, a estirar sus músculos hasta más allá de lo recomendable.
concluido el precalentamiento/estiramiento, la práctica se centró en trabajo con choto. los aprendices realizaron chomen uchi ikkyo y una evolución progresiva, fluida y natural a partir de esa técnica.
en determinado momento el aikidoka fue elegido por el sempai para ejemplificar una técnica. lo que siempre produce en el aikidoka una extraña mezcla de orgullo y pudor.
la práctica incluyó también trabajo en suwari waza. un trabajo que como ya ha sido mencionado en anteriores oportunidades, requiere de gran resistencia de piernas, las que deben soportar buena parte del peso del ejercicio.
quizás pensando precisamente en ese esfuerzo, antes de cerrar la práctica, el sempai reiteró su concepto de trabajar el aikido desde el punto de vista del placer. según dijo, su experiencia en oriente lo había hecho comprender que por muy intensa que pueda ser una práctica, siempre debe disfrutarse, siempre debe sentirse como una instancia placentera y de libertad plena.
el sempai aclaró que es importante no descuidar la técnica, pero reiteró, como ya lo había hecho en prácticas anteriores, que a él le interesa explorar en los espacios que propone el aikido. no en los puntos de contacto, sino el espacio (y la proyección de ese espacio) que se forma entre uke y nage al realizar una técnica.
el aikidoka siente especial afinidad con la concepción del aikido que propone el sempai, quien al finalizar la práctica, agradeció y felicitó a los asistentes a la práctica por su presencia en el dojo a esa hora de la mañana.
fue una práctica desbordante de alegría y vibraciones.