octubre 20, 2006

hoy las lolas que estaban dibujadas sobre el tatami prácticamente se habían difuminado, lo que de alguna manera provocó un cierto alivio en el aikidoka.

la práctica de esta mañana se centró en un ejercició que consistía en absorver un katate dori, abriendo hacia el lado, haciendo irimi, para luego clavar a uke acercando el centro de nage al tatami (flectando las rodillas).

hoy el aikidoka tuvo el privilegio de realizar un ejercicio con el sensei 6º dan que arribó hace un par de días desde tierras lejanas y que está de visita en el dojo.

el trabajo con el sensei (quien no estaba impartiendo la práctica, sino atendiendo a ella como otro aprendiz) le enseñó al aikidoka que en katatedori, más que el movimiento de la mano tomada, es un sutil movimiento de la mano libre de nage la que abre el espacio y empieza a producir el desequilibrio (dicho en otros términos, empieza el proceso de despojarlo de su centro). con un sólo movimiento, manteniendo los hombros en su posición (que era lo que más le costaba al aikidoka, que se empeñaba instintivamente en elevarlos) uke, que debe estar particularmente sensible, estar permanentemente alerta, ya empieza a elevarse y separarse de su centro.

el sensei venido del extranjero intentó en ciertos momentos probar la sensibilidad del aikidoka cambiando la técnica repentinamente, con movimientos sumamente lentos pero enérgicos. sin embargo fueron pocas las veces en que el aikidoka reparó en esos cambios y siguió de largo con torpeza.

de todas formas, fue una experiencia muy placentera que le imprimió a la práctica de esta mañana un decorado especial, el que fue coronado con un espléndido kokiu ho, que el aikidoka compartió con un compañero de sorprendente y muy grata flexibilidad.

fue una práctica exigente, pero amable y alegre, de la cual el aikidoka se siente orgulloso de haber formado parte.