esta mañana el aikidoka no siente vergüenza al reconocer que se encuentra total y absolutamente rendido. y no sólo por la inusitadamente intensa práctica de esta mañana, sino además porque como no asistió a la práctica del lunes (porque no hubo práctica el lunes) decidió asistir a la práctica vespertina de ayer, sin faltar por ningún motivo a su habitual práctica matutina de miércoles.
el resultado de aquella osadía es un severo agotamiento que se hace sentir en cada músculo, en cada centímetro de cuerpo del aikidoka.
pero dediquémonos mejor a lo que nos ocupa y rebobinemos hasta la práctica de ayer por la tarde, en la que sólo cuatro aikidokas y el sempai dieron vida a un práctica desde ya intensa.
el sempai (con quien el aikidoka había compartido en algunas prácticas pero nunca lo había tenido como sempai. un muy buen sempai, no estaría demás agregar) debió recurrir al bokken para explicar la forma como nage debía absorver el ataque en chomen uchi de uke, para luego someterlo dando un sablazo imaginario usando el brazo de uke.
la técnica, como es habitual, fue desenvolviéndose hasta llegar a kotegaechi.
se trató de una práctica intensa, a la que empero el aikidoka decidió agregarle atokeiko, el cual resistió con bastante integridad.
pero todo eso fue un juego de niños en comparación con la práctica de esta mañana, que estuvo centrada en ikkio. sin ir más lejos, la técnica central (ya sabemos que ikkio es desde donde surge todo).
hoy el aikidoka fue el primero en alinearse a esperar a que el sempai diera por iniciada la sesión. en ese momento el sol primaveral le daba directamente en la espalda y proyectaba su figura sobre la kamiza, en una imagen hermosa que sin duda inspiró la práctica de hoy.
y la práctica de hoy, como se ha hecho habitual cada miércoles, el sempai decidió realizar la primera parte en suwari waza. posición en la que como ya todos sabemos se le exige un esfuerzo considerable a las piernas.
en la práctica de hoy el sempai pidió poner atención en el punto de contacto entre uke y nage al realizar ikkio. uke debía mantener a toda costa el punto de contacto, al tiempo que nage debía jugar con ese ataque subiendo o bajando el brazo, sólo dejando caer su peso.
la práctica pasó luego a ashi waza, momento en que a ikkio se le sumaron proyecciones que se fueron sucediendo una tras otra, una tras otra, una tras otra, atravesando el tiempo y el espacio y horadando la capacidad física del aikidoka.
al final, como si hubiera sabido del enorme esfuerzo al que ha sido sometido durante las últimas horas, el sempai pidió formar parejas para realizar masajes relajatorios a sus compañeros. con suaves golpes de puños y en la espalda, el aikidoka recibió la merecida gratificación a su enorme esfuerzo.