debido a una torpe (y por qué no decirlo, predescible) lesión sufrida fuera del tatami durante el fin de semana, el aikidoka no pudo asistir a la práctica matutina de hoy.
si bien no se trata de una lesión de cuidado, sí es lo suficientemente molesta como para impedirle al aikidoka asistir al dojo.
el aprendiz se mantendrá atento a la evolución de su hombro (que es la zona de su cuerpo donde se produjo la lesión), para volver cuanto antes a las prácticas.
octubre 30, 2006
octubre 27, 2006
hay días buenos y otros que no lo son tanto. y hay que resignarse a ello.
fue esa simple pero contundente certeza de la vida cotidiana la que sensei trasladó al dojo: aikido no es un camino recto y plano, dijo. aikido tiene muchas curvas y sobre todo altos y bajos. no hay que frustrase cuando se sienta que no está saliendo una técnica, porque otro día saldrá, dijo.
la de esta mañana era la última práctica que ofrecía sensei que estaba de paso en el dojo (pero esto el aikidoka no lo supo sino hasta el final de la práctica) y quizás por lo mismo, mucho más reflexiva que las de por sí reflexivas prácticas de sensei. y estuvo centrada en los conceptos de recoger y extender. pero extender ya no necesariamente pensando en las dimensiones del dojo, sino pensando en el país limítrofe, que era precisamente el próximo destino de sensei en su periplo.
esta mañana sensei se refirió también a la importancia de la alegría sobre el tatami. y esta vez trasladó la situación a la urbe. si ves a una persona caminando alegre y relajada por la calle, esa persona te transmite su alegría y su sonrisa. por el contrario, si te encuentras con una persona que camina rígidamente y con el ceño fruncido, te van a dar ganas de cruzar a la vereda contraria. es lo mismo sobre el tatami, donde se debe irradiar alegría y estar relajado, y así hacer extensiva esa alegría y relajo a tus compañeros.
tras la práctica, el aikidoka se sometió a atokeiko primero con un sempai y luego con sensei, quien hizo volar al aikidoka por los aires, y por cierto le hizo ver la rigidez de sus hombros.
fue esa simple pero contundente certeza de la vida cotidiana la que sensei trasladó al dojo: aikido no es un camino recto y plano, dijo. aikido tiene muchas curvas y sobre todo altos y bajos. no hay que frustrase cuando se sienta que no está saliendo una técnica, porque otro día saldrá, dijo.
la de esta mañana era la última práctica que ofrecía sensei que estaba de paso en el dojo (pero esto el aikidoka no lo supo sino hasta el final de la práctica) y quizás por lo mismo, mucho más reflexiva que las de por sí reflexivas prácticas de sensei. y estuvo centrada en los conceptos de recoger y extender. pero extender ya no necesariamente pensando en las dimensiones del dojo, sino pensando en el país limítrofe, que era precisamente el próximo destino de sensei en su periplo.
esta mañana sensei se refirió también a la importancia de la alegría sobre el tatami. y esta vez trasladó la situación a la urbe. si ves a una persona caminando alegre y relajada por la calle, esa persona te transmite su alegría y su sonrisa. por el contrario, si te encuentras con una persona que camina rígidamente y con el ceño fruncido, te van a dar ganas de cruzar a la vereda contraria. es lo mismo sobre el tatami, donde se debe irradiar alegría y estar relajado, y así hacer extensiva esa alegría y relajo a tus compañeros.
tras la práctica, el aikidoka se sometió a atokeiko primero con un sempai y luego con sensei, quien hizo volar al aikidoka por los aires, y por cierto le hizo ver la rigidez de sus hombros.
octubre 25, 2006
hoy el aikidoka saltó tempranamente al tatami, para, tal como recomendó sensei durante el seminario, realizar algunos cortes con el bokken, los que, dada la rapidez con la que el sempai accedió al tatami, no alcanzaron la decena.
luego, tras el precalentamiento habitual y como si al sempai no le hubiera bastado con el intenso trabajo en suwari waza que se realizó durante el seminario, la práctica de hoy se llevó a cabo casi íntegramente sobre las rodillas.
fue una vez más (como se está haciendo común cada miércoles) una práctica suave, introspectiva, muy sensorial, en la que no se realizarón proyecciones ni caídas. nuevamente uke y nage se fusionaron en un solo ente, para formar un figura geométrica dentro de la cual debía balancearse el peso de los practicantes.
se trató de una práctica tan suave, que el aikidoka prácticamente no derramó una gota de transpiración (un hecho excepcional si se considera que el aikidoka suele sudar como caballo de feria en cada práctica).
fue principalmente por este motivo que hoy, y a diferencia de otros miércoles, el aikidoka se sometió no sólo uno sino dos atokeikos con distintos sempais, los que ayudaron a compensar las proyecciones que le estaban haciendo falta y expeler la dosis de sudor que estaban aún contenido en su cuerpo.
luego, tras el precalentamiento habitual y como si al sempai no le hubiera bastado con el intenso trabajo en suwari waza que se realizó durante el seminario, la práctica de hoy se llevó a cabo casi íntegramente sobre las rodillas.
fue una vez más (como se está haciendo común cada miércoles) una práctica suave, introspectiva, muy sensorial, en la que no se realizarón proyecciones ni caídas. nuevamente uke y nage se fusionaron en un solo ente, para formar un figura geométrica dentro de la cual debía balancearse el peso de los practicantes.
se trató de una práctica tan suave, que el aikidoka prácticamente no derramó una gota de transpiración (un hecho excepcional si se considera que el aikidoka suele sudar como caballo de feria en cada práctica).
fue principalmente por este motivo que hoy, y a diferencia de otros miércoles, el aikidoka se sometió no sólo uno sino dos atokeikos con distintos sempais, los que ayudaron a compensar las proyecciones que le estaban haciendo falta y expeler la dosis de sudor que estaban aún contenido en su cuerpo.
octubre 23, 2006
el aikidoka no asistió hoy a su práctica matutina. pero no por falta de interés, sino por que su cuerpo le pidió un descanso. un merecido descanso, habría que agregar, ya que el aikidoka asistió el fin de semana a un interesante seminario, el que lo obligó a entregar lo mejor de sí mismo para soportar las cinco prácticas (dos diarias de dos horas cada una) a las que asistió a partir del pasado viernes.
del seminario se podrían decir tantas cosas que quizás lo más prudente sería callar. o quizás no. quizás intentar repetir algunos de los conceptos a los que sensei se refirió durante estos. el espiral fue uno de ellos. sensei aseguró que el aikido (y finalmente la esencia de la naturaleza) es un espiral contínuo que no se corta, sino que avanza en permanente evolución.
sensei se refirió a la libertad que hay que darle a cada técnica, a lo innecesario que es la búsqueda del triunfo. sensei aseguró que si nage no obtiene resultados con una técnica determinada, siempre tiene tiempo para hacer un cambio. y he ahí otro concepto que sensei utilizó con frecuencia durante el fin de semana: el cambio. cada técnica, según dijo, consiste básicamente en abrir un espacio y en determinado momento debe producirse un cambio, que es el que finalmente permite conseguir el objetivo.
un punto de contacto es la extensión del hara. en el contacto de un dedo debe estar concentrado el centro de cada practicante.
mención aparte merece el atokeiko al que fue sometido el aikidoka por sensei al final de la primera jornada. se trató de una experiencia sencillamente alucinante, en la que el aikidoka entraba con todas sus fuerzas sobre sensei para que después éste lo proyectara con energía inusitada, obligando al aikidoka a realizar ushiro ukemis, caída que el aikidoka pocas veces ha practicado, pero que en manos de sensei resultaron bastante fluidas y sumamente estimulante.
el espacio, las líneas, el espiral, la elegancia, la inutilidad de la fuerza. fueron tantos los conceptos vertidos durante el fin de semana. fueron tantas las sensaciones y experiencias que vivió el aikidoka durante este seminario, que cualquier esfuerzo por intentar ponerlos en palabras, resulta inútil, como ya se habrá dado cuenta el amable lector.
y como en este espacio se tiene plena conciencia del valor que tiene el tiempo en la sociedad moderna, esta narración por hoy llega hasta aquí.
del seminario se podrían decir tantas cosas que quizás lo más prudente sería callar. o quizás no. quizás intentar repetir algunos de los conceptos a los que sensei se refirió durante estos. el espiral fue uno de ellos. sensei aseguró que el aikido (y finalmente la esencia de la naturaleza) es un espiral contínuo que no se corta, sino que avanza en permanente evolución.
sensei se refirió a la libertad que hay que darle a cada técnica, a lo innecesario que es la búsqueda del triunfo. sensei aseguró que si nage no obtiene resultados con una técnica determinada, siempre tiene tiempo para hacer un cambio. y he ahí otro concepto que sensei utilizó con frecuencia durante el fin de semana: el cambio. cada técnica, según dijo, consiste básicamente en abrir un espacio y en determinado momento debe producirse un cambio, que es el que finalmente permite conseguir el objetivo.
un punto de contacto es la extensión del hara. en el contacto de un dedo debe estar concentrado el centro de cada practicante.
mención aparte merece el atokeiko al que fue sometido el aikidoka por sensei al final de la primera jornada. se trató de una experiencia sencillamente alucinante, en la que el aikidoka entraba con todas sus fuerzas sobre sensei para que después éste lo proyectara con energía inusitada, obligando al aikidoka a realizar ushiro ukemis, caída que el aikidoka pocas veces ha practicado, pero que en manos de sensei resultaron bastante fluidas y sumamente estimulante.
el espacio, las líneas, el espiral, la elegancia, la inutilidad de la fuerza. fueron tantos los conceptos vertidos durante el fin de semana. fueron tantas las sensaciones y experiencias que vivió el aikidoka durante este seminario, que cualquier esfuerzo por intentar ponerlos en palabras, resulta inútil, como ya se habrá dado cuenta el amable lector.
y como en este espacio se tiene plena conciencia del valor que tiene el tiempo en la sociedad moderna, esta narración por hoy llega hasta aquí.
octubre 20, 2006
hoy las lolas que estaban dibujadas sobre el tatami prácticamente se habían difuminado, lo que de alguna manera provocó un cierto alivio en el aikidoka.
la práctica de esta mañana se centró en un ejercició que consistía en absorver un katate dori, abriendo hacia el lado, haciendo irimi, para luego clavar a uke acercando el centro de nage al tatami (flectando las rodillas).
hoy el aikidoka tuvo el privilegio de realizar un ejercicio con el sensei 6º dan que arribó hace un par de días desde tierras lejanas y que está de visita en el dojo.
el trabajo con el sensei (quien no estaba impartiendo la práctica, sino atendiendo a ella como otro aprendiz) le enseñó al aikidoka que en katatedori, más que el movimiento de la mano tomada, es un sutil movimiento de la mano libre de nage la que abre el espacio y empieza a producir el desequilibrio (dicho en otros términos, empieza el proceso de despojarlo de su centro). con un sólo movimiento, manteniendo los hombros en su posición (que era lo que más le costaba al aikidoka, que se empeñaba instintivamente en elevarlos) uke, que debe estar particularmente sensible, estar permanentemente alerta, ya empieza a elevarse y separarse de su centro.
el sensei venido del extranjero intentó en ciertos momentos probar la sensibilidad del aikidoka cambiando la técnica repentinamente, con movimientos sumamente lentos pero enérgicos. sin embargo fueron pocas las veces en que el aikidoka reparó en esos cambios y siguió de largo con torpeza.
de todas formas, fue una experiencia muy placentera que le imprimió a la práctica de esta mañana un decorado especial, el que fue coronado con un espléndido kokiu ho, que el aikidoka compartió con un compañero de sorprendente y muy grata flexibilidad.
fue una práctica exigente, pero amable y alegre, de la cual el aikidoka se siente orgulloso de haber formado parte.
la práctica de esta mañana se centró en un ejercició que consistía en absorver un katate dori, abriendo hacia el lado, haciendo irimi, para luego clavar a uke acercando el centro de nage al tatami (flectando las rodillas).
hoy el aikidoka tuvo el privilegio de realizar un ejercicio con el sensei 6º dan que arribó hace un par de días desde tierras lejanas y que está de visita en el dojo.
el trabajo con el sensei (quien no estaba impartiendo la práctica, sino atendiendo a ella como otro aprendiz) le enseñó al aikidoka que en katatedori, más que el movimiento de la mano tomada, es un sutil movimiento de la mano libre de nage la que abre el espacio y empieza a producir el desequilibrio (dicho en otros términos, empieza el proceso de despojarlo de su centro). con un sólo movimiento, manteniendo los hombros en su posición (que era lo que más le costaba al aikidoka, que se empeñaba instintivamente en elevarlos) uke, que debe estar particularmente sensible, estar permanentemente alerta, ya empieza a elevarse y separarse de su centro.
el sensei venido del extranjero intentó en ciertos momentos probar la sensibilidad del aikidoka cambiando la técnica repentinamente, con movimientos sumamente lentos pero enérgicos. sin embargo fueron pocas las veces en que el aikidoka reparó en esos cambios y siguió de largo con torpeza.
de todas formas, fue una experiencia muy placentera que le imprimió a la práctica de esta mañana un decorado especial, el que fue coronado con un espléndido kokiu ho, que el aikidoka compartió con un compañero de sorprendente y muy grata flexibilidad.
fue una práctica exigente, pero amable y alegre, de la cual el aikidoka se siente orgulloso de haber formado parte.
octubre 18, 2006
el aikidoka sintió la práctica de hoy sumamente pausada, muy introspectiva, como en camara lenta. aunque no por eso menos exigente en términos físicos.
primero el imprescindible ikkio, claro que en versión de máxima flexibilidad, con los brazos muy sueltos, levantando el ataque de uke para luego bajarlo al tatami simplemente dejando caer los brazos con su propio peso hacia el centro.
rápidamente se mutó a un ejercicio muy dinámico que consistía en quedar a mitad de ikkio para en ese momento simplemente contener a uke quien trataba de entrar (ejerciendo presión con el antebrazo, pero principalmente, idealmente con el centro, con el hara) y terminaba girando (pero en permanente contacto, siempre tratando de entrar) y girando y girando alrededor de nage.
más tarde, el sempai experimentó difuminando los conceptos de uke y nage. básicamente porque no había ataque, sino que un aikidoka se paraba frente a otro para hacer contacto con la muñeca contraria de uke/nage y luego con la otra mano tomaba su codo, formando una figura simétrica. con las piernas levemente flectadas, poniendo el peso en el centro, ambos aikidokas debían balancear el peso de su cuerpo hacia adelante y hacia atrás distribuyéndolo de manera fluida al centro de esta esfera que se formaba con ambos cuerpos.
fue un trabajo hermoso y profundo, que exigió al máximo los hombros del aikidoka, los cuales debían estar sueltos y relajados, pero por el contrario estaban tristemente rígidos.
hoy la mancha que había dejado la gotera sobre el tatami amaneció como el dibujo perfecto de un par de glándulas mamarias. el intento que alguien hizo de borrar las manchas (en algún momento entre la mañana del lunes y la mañana de este miércoles) había dado como resultado el trazo de un busto redondeado y generoso. sin embargo nadie reparó en ello, o nadie se refirió a ello, por lo que finalmente fue una idea que permaneció en el cerebro del aikidoka.
primero el imprescindible ikkio, claro que en versión de máxima flexibilidad, con los brazos muy sueltos, levantando el ataque de uke para luego bajarlo al tatami simplemente dejando caer los brazos con su propio peso hacia el centro.
rápidamente se mutó a un ejercicio muy dinámico que consistía en quedar a mitad de ikkio para en ese momento simplemente contener a uke quien trataba de entrar (ejerciendo presión con el antebrazo, pero principalmente, idealmente con el centro, con el hara) y terminaba girando (pero en permanente contacto, siempre tratando de entrar) y girando y girando alrededor de nage.
más tarde, el sempai experimentó difuminando los conceptos de uke y nage. básicamente porque no había ataque, sino que un aikidoka se paraba frente a otro para hacer contacto con la muñeca contraria de uke/nage y luego con la otra mano tomaba su codo, formando una figura simétrica. con las piernas levemente flectadas, poniendo el peso en el centro, ambos aikidokas debían balancear el peso de su cuerpo hacia adelante y hacia atrás distribuyéndolo de manera fluida al centro de esta esfera que se formaba con ambos cuerpos.
fue un trabajo hermoso y profundo, que exigió al máximo los hombros del aikidoka, los cuales debían estar sueltos y relajados, pero por el contrario estaban tristemente rígidos.
hoy la mancha que había dejado la gotera sobre el tatami amaneció como el dibujo perfecto de un par de glándulas mamarias. el intento que alguien hizo de borrar las manchas (en algún momento entre la mañana del lunes y la mañana de este miércoles) había dado como resultado el trazo de un busto redondeado y generoso. sin embargo nadie reparó en ello, o nadie se refirió a ello, por lo que finalmente fue una idea que permaneció en el cerebro del aikidoka.
octubre 16, 2006
como ya se ha hecho costumbre, el aikidoka fue el primero en saltar al tatami esta mañana. pero a diferencia de otras veces, en vez de realizar mae o ushiro ukemis, simplemente se sentó a esperar en silencio el comienzo de la práctica.
fue una práctica en la que se le dio especial énfasis en técnicas en las que se ejercita la respiración, como kokiu ho. al realizar esta técnica de pie, que fue lo que pidió el sempai unos minutos más tarde, permite proyectar a nage haciendo kaiten y girando la cadera en 180 grados.
fue una práctica intensa, pero el aikidoka sintió somnolencia durante buena parte de ella.
fue una práctica en la que se le dio especial énfasis en técnicas en las que se ejercita la respiración, como kokiu ho. al realizar esta técnica de pie, que fue lo que pidió el sempai unos minutos más tarde, permite proyectar a nage haciendo kaiten y girando la cadera en 180 grados.
fue una práctica intensa, pero el aikidoka sintió somnolencia durante buena parte de ella.
octubre 13, 2006
lo habían anunciado en todos los programas meteorológicos, por eso no fue una sorpresa la lluvia primaveral que caía intensamente esta mañana. sí fue una sorpresa la gotera que había en el dojo y que no sólo mojaba sino que ennegrecía el tatami al costado izquierdo (mirándolo de frente) de la kamiza. no era la única, pero era la más intensa.
como se ha hecho habitual, el aikidoka fue el primero en saltar al tatami esta mañana y por tanto, el primero en descubrir la gotera. aparte de lamentarlo, el aikidoka (que no podía hacer nada por remediarlo), siguió con lo suyo y realizó algunos mae y ushiro ukemis a modo de precalentamiento, a la espera del precalentamiento guiado por sensei.
fue sin duda un momento importante cuando, antes de que sensei abriera la práctica, y habiendo varios aikidokas sobre el tatami, en determinado momento se produjo un profundo silencio. tanto que lo absorvió todo. y así, el ruido de los autos que pasaban a la salida del dojo, la lluvia que caía con insistencia e incluso la gotera que caía incesante sobre el tatami, se hicieron parte del silencio.
sensei se refirió hoy a la importancia de los conceptos opuestos de tensión y relajo y confianza y temor. un uke tenso tendrá un nage tenso. un uke relajado tendrá a un nage relajado y viceversa. un uke con confianza tendrá a un nage con confianza y viceversa.
y así se desarrolló la sesión, adentrándose en los misterios de esta técnica, evitando la gotera, percibiendo (o intentando percibir) el aikidoka las diferencias con las que se iba encontrando al enfrentarse a distintos compañeros de diversos rangos. disfrutando con la diversidad de interpretaciones que cada uno de los asistentes a la práctica le daba a las técnicas a ejecutar.
fue una magnífica práctica, bajo una magnífica lluvia primaveral que de seguro debe haber matado a más de algún pajarillo recién salido de su cascarón que ya no podrá ser magnífico.
como se ha hecho habitual, el aikidoka fue el primero en saltar al tatami esta mañana y por tanto, el primero en descubrir la gotera. aparte de lamentarlo, el aikidoka (que no podía hacer nada por remediarlo), siguió con lo suyo y realizó algunos mae y ushiro ukemis a modo de precalentamiento, a la espera del precalentamiento guiado por sensei.
fue sin duda un momento importante cuando, antes de que sensei abriera la práctica, y habiendo varios aikidokas sobre el tatami, en determinado momento se produjo un profundo silencio. tanto que lo absorvió todo. y así, el ruido de los autos que pasaban a la salida del dojo, la lluvia que caía con insistencia e incluso la gotera que caía incesante sobre el tatami, se hicieron parte del silencio.
sensei se refirió hoy a la importancia de los conceptos opuestos de tensión y relajo y confianza y temor. un uke tenso tendrá un nage tenso. un uke relajado tendrá a un nage relajado y viceversa. un uke con confianza tendrá a un nage con confianza y viceversa.
y así se desarrolló la sesión, adentrándose en los misterios de esta técnica, evitando la gotera, percibiendo (o intentando percibir) el aikidoka las diferencias con las que se iba encontrando al enfrentarse a distintos compañeros de diversos rangos. disfrutando con la diversidad de interpretaciones que cada uno de los asistentes a la práctica le daba a las técnicas a ejecutar.
fue una magnífica práctica, bajo una magnífica lluvia primaveral que de seguro debe haber matado a más de algún pajarillo recién salido de su cascarón que ya no podrá ser magnífico.
octubre 11, 2006
esta mañana el aikidoka no siente vergüenza al reconocer que se encuentra total y absolutamente rendido. y no sólo por la inusitadamente intensa práctica de esta mañana, sino además porque como no asistió a la práctica del lunes (porque no hubo práctica el lunes) decidió asistir a la práctica vespertina de ayer, sin faltar por ningún motivo a su habitual práctica matutina de miércoles.
el resultado de aquella osadía es un severo agotamiento que se hace sentir en cada músculo, en cada centímetro de cuerpo del aikidoka.
pero dediquémonos mejor a lo que nos ocupa y rebobinemos hasta la práctica de ayer por la tarde, en la que sólo cuatro aikidokas y el sempai dieron vida a un práctica desde ya intensa.
el sempai (con quien el aikidoka había compartido en algunas prácticas pero nunca lo había tenido como sempai. un muy buen sempai, no estaría demás agregar) debió recurrir al bokken para explicar la forma como nage debía absorver el ataque en chomen uchi de uke, para luego someterlo dando un sablazo imaginario usando el brazo de uke.
la técnica, como es habitual, fue desenvolviéndose hasta llegar a kotegaechi.
se trató de una práctica intensa, a la que empero el aikidoka decidió agregarle atokeiko, el cual resistió con bastante integridad.
pero todo eso fue un juego de niños en comparación con la práctica de esta mañana, que estuvo centrada en ikkio. sin ir más lejos, la técnica central (ya sabemos que ikkio es desde donde surge todo).
hoy el aikidoka fue el primero en alinearse a esperar a que el sempai diera por iniciada la sesión. en ese momento el sol primaveral le daba directamente en la espalda y proyectaba su figura sobre la kamiza, en una imagen hermosa que sin duda inspiró la práctica de hoy.
y la práctica de hoy, como se ha hecho habitual cada miércoles, el sempai decidió realizar la primera parte en suwari waza. posición en la que como ya todos sabemos se le exige un esfuerzo considerable a las piernas.
en la práctica de hoy el sempai pidió poner atención en el punto de contacto entre uke y nage al realizar ikkio. uke debía mantener a toda costa el punto de contacto, al tiempo que nage debía jugar con ese ataque subiendo o bajando el brazo, sólo dejando caer su peso.
la práctica pasó luego a ashi waza, momento en que a ikkio se le sumaron proyecciones que se fueron sucediendo una tras otra, una tras otra, una tras otra, atravesando el tiempo y el espacio y horadando la capacidad física del aikidoka.
al final, como si hubiera sabido del enorme esfuerzo al que ha sido sometido durante las últimas horas, el sempai pidió formar parejas para realizar masajes relajatorios a sus compañeros. con suaves golpes de puños y en la espalda, el aikidoka recibió la merecida gratificación a su enorme esfuerzo.
el resultado de aquella osadía es un severo agotamiento que se hace sentir en cada músculo, en cada centímetro de cuerpo del aikidoka.
pero dediquémonos mejor a lo que nos ocupa y rebobinemos hasta la práctica de ayer por la tarde, en la que sólo cuatro aikidokas y el sempai dieron vida a un práctica desde ya intensa.
el sempai (con quien el aikidoka había compartido en algunas prácticas pero nunca lo había tenido como sempai. un muy buen sempai, no estaría demás agregar) debió recurrir al bokken para explicar la forma como nage debía absorver el ataque en chomen uchi de uke, para luego someterlo dando un sablazo imaginario usando el brazo de uke.
la técnica, como es habitual, fue desenvolviéndose hasta llegar a kotegaechi.
se trató de una práctica intensa, a la que empero el aikidoka decidió agregarle atokeiko, el cual resistió con bastante integridad.
pero todo eso fue un juego de niños en comparación con la práctica de esta mañana, que estuvo centrada en ikkio. sin ir más lejos, la técnica central (ya sabemos que ikkio es desde donde surge todo).
hoy el aikidoka fue el primero en alinearse a esperar a que el sempai diera por iniciada la sesión. en ese momento el sol primaveral le daba directamente en la espalda y proyectaba su figura sobre la kamiza, en una imagen hermosa que sin duda inspiró la práctica de hoy.
y la práctica de hoy, como se ha hecho habitual cada miércoles, el sempai decidió realizar la primera parte en suwari waza. posición en la que como ya todos sabemos se le exige un esfuerzo considerable a las piernas.
en la práctica de hoy el sempai pidió poner atención en el punto de contacto entre uke y nage al realizar ikkio. uke debía mantener a toda costa el punto de contacto, al tiempo que nage debía jugar con ese ataque subiendo o bajando el brazo, sólo dejando caer su peso.
la práctica pasó luego a ashi waza, momento en que a ikkio se le sumaron proyecciones que se fueron sucediendo una tras otra, una tras otra, una tras otra, atravesando el tiempo y el espacio y horadando la capacidad física del aikidoka.
al final, como si hubiera sabido del enorme esfuerzo al que ha sido sometido durante las últimas horas, el sempai pidió formar parejas para realizar masajes relajatorios a sus compañeros. con suaves golpes de puños y en la espalda, el aikidoka recibió la merecida gratificación a su enorme esfuerzo.
octubre 06, 2006
hoy el aikidoka se detuvo en aspectos diversos y poco habituales de la práctica. disfrutó (como otras veces) con el sonido que produce la fricción de la tela de su keikogi reforzado. disfrutó con la sensación de poner la mejilla sobre el tatami. incluso el instante previo, cuando se gira la cabeza para ponerla en dirección contraria a nage y la nariz pasa a corta distancia del tatami. es un movimiento muy plástico si se toma conciencia de él. disfrutó también de la posición en que queda uke después de un buen ikkio omote: en el suelo, de lado, con las piernas haciendo una tijera previo al momento de posar la mejilla sobre el tatami.
y así avanzó la práctica, con el aikidoka deslumbrado con elementos y situaciones dispersas que ocurrían en el dojo, con la seriedad que lo caracteriza, pero deslumbrado frente a las risas, las sonrisas y a la evolución de sus compañeros sobre el tatami.
hoy el aikidoka descubrió que si un ejercicio se realiza por largos minutos, termina convirtiéndose en una especie de mantra corporal, que inyecta energía y sumerje en un trance en cada nueva ejecución.
se trató, en buenas cuentas, de una práctica que el aikidoka disfrutó intensamente. y para cerrarla, nada mejor que un buen atokeiko.
hacía mucho tiempo que el aikidoka no se sometía a atokeiko. y a diferencia de otras veces, esta vez lo resistió con entereza. el aikidoka no se atreve a aventurar si esto se debió a que sensei realizó un atokeiko de menor intensidad, o si fue porque el aikidoka está mejorando su resistencia.
en cualquiera de los dos casos, el aikidoka quedó íntegro después de atokeiko. tanto así, que por un momento pensó en solicitarle a sensei repetir la dosis. pero desistió.
y así avanzó la práctica, con el aikidoka deslumbrado con elementos y situaciones dispersas que ocurrían en el dojo, con la seriedad que lo caracteriza, pero deslumbrado frente a las risas, las sonrisas y a la evolución de sus compañeros sobre el tatami.
hoy el aikidoka descubrió que si un ejercicio se realiza por largos minutos, termina convirtiéndose en una especie de mantra corporal, que inyecta energía y sumerje en un trance en cada nueva ejecución.
se trató, en buenas cuentas, de una práctica que el aikidoka disfrutó intensamente. y para cerrarla, nada mejor que un buen atokeiko.
hacía mucho tiempo que el aikidoka no se sometía a atokeiko. y a diferencia de otras veces, esta vez lo resistió con entereza. el aikidoka no se atreve a aventurar si esto se debió a que sensei realizó un atokeiko de menor intensidad, o si fue porque el aikidoka está mejorando su resistencia.
en cualquiera de los dos casos, el aikidoka quedó íntegro después de atokeiko. tanto así, que por un momento pensó en solicitarle a sensei repetir la dosis. pero desistió.
octubre 04, 2006
la práctica de hoy se inició solamente con dos alumnos, pero rápidamente se fueron sumando otros durante el precalentamiento, el que hoy, según percibió el aikidoka, se extendió por más tiempo del habitual.
fue un precalentamiento que obligó al aikidoka, que no tiene una buena elongación, a estirar sus músculos hasta más allá de lo recomendable.
concluido el precalentamiento/estiramiento, la práctica se centró en trabajo con choto. los aprendices realizaron chomen uchi ikkyo y una evolución progresiva, fluida y natural a partir de esa técnica.
en determinado momento el aikidoka fue elegido por el sempai para ejemplificar una técnica. lo que siempre produce en el aikidoka una extraña mezcla de orgullo y pudor.
la práctica incluyó también trabajo en suwari waza. un trabajo que como ya ha sido mencionado en anteriores oportunidades, requiere de gran resistencia de piernas, las que deben soportar buena parte del peso del ejercicio.
quizás pensando precisamente en ese esfuerzo, antes de cerrar la práctica, el sempai reiteró su concepto de trabajar el aikido desde el punto de vista del placer. según dijo, su experiencia en oriente lo había hecho comprender que por muy intensa que pueda ser una práctica, siempre debe disfrutarse, siempre debe sentirse como una instancia placentera y de libertad plena.
el sempai aclaró que es importante no descuidar la técnica, pero reiteró, como ya lo había hecho en prácticas anteriores, que a él le interesa explorar en los espacios que propone el aikido. no en los puntos de contacto, sino el espacio (y la proyección de ese espacio) que se forma entre uke y nage al realizar una técnica.
el aikidoka siente especial afinidad con la concepción del aikido que propone el sempai, quien al finalizar la práctica, agradeció y felicitó a los asistentes a la práctica por su presencia en el dojo a esa hora de la mañana.
fue una práctica desbordante de alegría y vibraciones.
fue un precalentamiento que obligó al aikidoka, que no tiene una buena elongación, a estirar sus músculos hasta más allá de lo recomendable.
concluido el precalentamiento/estiramiento, la práctica se centró en trabajo con choto. los aprendices realizaron chomen uchi ikkyo y una evolución progresiva, fluida y natural a partir de esa técnica.
en determinado momento el aikidoka fue elegido por el sempai para ejemplificar una técnica. lo que siempre produce en el aikidoka una extraña mezcla de orgullo y pudor.
la práctica incluyó también trabajo en suwari waza. un trabajo que como ya ha sido mencionado en anteriores oportunidades, requiere de gran resistencia de piernas, las que deben soportar buena parte del peso del ejercicio.
quizás pensando precisamente en ese esfuerzo, antes de cerrar la práctica, el sempai reiteró su concepto de trabajar el aikido desde el punto de vista del placer. según dijo, su experiencia en oriente lo había hecho comprender que por muy intensa que pueda ser una práctica, siempre debe disfrutarse, siempre debe sentirse como una instancia placentera y de libertad plena.
el sempai aclaró que es importante no descuidar la técnica, pero reiteró, como ya lo había hecho en prácticas anteriores, que a él le interesa explorar en los espacios que propone el aikido. no en los puntos de contacto, sino el espacio (y la proyección de ese espacio) que se forma entre uke y nage al realizar una técnica.
el aikidoka siente especial afinidad con la concepción del aikido que propone el sempai, quien al finalizar la práctica, agradeció y felicitó a los asistentes a la práctica por su presencia en el dojo a esa hora de la mañana.
fue una práctica desbordante de alegría y vibraciones.
octubre 02, 2006
un nuevo compañero se sumó al dojo esta mañana. un humano en la medianía de la vida, con muchas ganas de aprender.
quizás por ese motivo (por la presencia de este nuevo aprendiz, con menos experiencia que el resto), el aikidoka pensó que la práctica de esta mañana, que fue integrada por el nuevo practicante, tres aikidokas y el sempai, sería sencilla, con movimientos y técnicas básicas.
de hecho en cierta forma lo fue. pero extrañamente, quizás por la modorra, quizás por lo gris de la mañana, o por el motivo que sea, al aikidoka le costó internalizar la técnica, que era básicamente kotegaeshi con un par de variaciones.
a pesar de la aparente simpleza de su ejecución, tanto el aikidoka como sus compañeros, en una especie de sopor, se mostraban inhábiles para captar la técnica.
el sempai, que había decidido graficar las técnicas con chotos, para luego replicarlas a mano limpia, debió simplificar aún más la técnica (abierta en vez de cerrada), para así hacerla entrar en la cabeza de estos somnolientos samurais.
fue una sesión de sumo interés para el aikidoka, que aprendió que la inexperiencia de un aprendiz como uke, no hace sino más que complicar la reacción del aikidoka como nage.
hacia el final de la práctica, cuando ya había enseñado (o había puesto todo de sí intentando enseñar) tres técnicas a partir de kotegaeshi, el sempai llamó a realizar randori, instancia en la que el aikidoka debió hacer uso no sólo de las técnicas que le habían enseñado esta mañana (muchas de las cuales ya había olvidado) sino otras que recordó de otras prácticas para repeler de manera menos que satisfactoria los ataques del sempai y otro aikidoka (a esa altura de la clase el nuevo integrante del dojo yacía exhausto a un rincón del tatami). el aikidoka sintió que quizás en dos oportunidades tuvo una reacción adecuada. en las otras, los ataques amables y bienintencionados de estos ukes, cayeron con absoluta facilidad sobre el cuerpo del aikidoka.
precisamente durante los últimos días el aikidoka se había descubierto reflexionando acerca de su memoria, tanto mental como corporal. pero meternos en un tema como ese en este momento, nos obligaría a extendernos demasiado.
el aikidoka quedó con ganas de asistir a una nueva práctica esta misma tarde, pero no sabe si podrá hacerlo.
quizás por ese motivo (por la presencia de este nuevo aprendiz, con menos experiencia que el resto), el aikidoka pensó que la práctica de esta mañana, que fue integrada por el nuevo practicante, tres aikidokas y el sempai, sería sencilla, con movimientos y técnicas básicas.
de hecho en cierta forma lo fue. pero extrañamente, quizás por la modorra, quizás por lo gris de la mañana, o por el motivo que sea, al aikidoka le costó internalizar la técnica, que era básicamente kotegaeshi con un par de variaciones.
a pesar de la aparente simpleza de su ejecución, tanto el aikidoka como sus compañeros, en una especie de sopor, se mostraban inhábiles para captar la técnica.
el sempai, que había decidido graficar las técnicas con chotos, para luego replicarlas a mano limpia, debió simplificar aún más la técnica (abierta en vez de cerrada), para así hacerla entrar en la cabeza de estos somnolientos samurais.
fue una sesión de sumo interés para el aikidoka, que aprendió que la inexperiencia de un aprendiz como uke, no hace sino más que complicar la reacción del aikidoka como nage.
hacia el final de la práctica, cuando ya había enseñado (o había puesto todo de sí intentando enseñar) tres técnicas a partir de kotegaeshi, el sempai llamó a realizar randori, instancia en la que el aikidoka debió hacer uso no sólo de las técnicas que le habían enseñado esta mañana (muchas de las cuales ya había olvidado) sino otras que recordó de otras prácticas para repeler de manera menos que satisfactoria los ataques del sempai y otro aikidoka (a esa altura de la clase el nuevo integrante del dojo yacía exhausto a un rincón del tatami). el aikidoka sintió que quizás en dos oportunidades tuvo una reacción adecuada. en las otras, los ataques amables y bienintencionados de estos ukes, cayeron con absoluta facilidad sobre el cuerpo del aikidoka.
precisamente durante los últimos días el aikidoka se había descubierto reflexionando acerca de su memoria, tanto mental como corporal. pero meternos en un tema como ese en este momento, nos obligaría a extendernos demasiado.
el aikidoka quedó con ganas de asistir a una nueva práctica esta misma tarde, pero no sabe si podrá hacerlo.
octubre 01, 2006
el aikidoka asistió esta semana a la práctica sabatina, la cual, descontado el placer que le produce cada práctica, tuvo esta vez un caracter exploratorio.
pero no en el ámbito de la práctica misma (no para explorar en una técnica, un ejercicio o en un movimiento), sino en un ámbito mucho más doméstico, si se quiere.
la idea del aikidoka era probar la efectividad de la reciente aplicación que había puesto en marcha en uno de sus keikogis.
pero para hablar de eso habría que retroceder un poco en el tiempo y referirse a la compra de su segundo keikogi: un hermoso keikogi de algodón blanco, muy grueso que si no hubiera sido por el largo de las piernas, habría calzado a la perfección en el menudo cuerpo del aikidoka. de hecho el aikidoka tomó una tijera y cortó las piernas y así el keikogi le calzó perfectamente.
pero el aikidoka detectó otro problema: el keikogi incluía cuatro tiritas de algodón que servían para amarrar el keikogi en dos partes estratégicas (al cruzarlo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda). estas tiritas tenían como objetivo claro, asegurar que el keikogi se mantuviera bien firme y amarrado durante la práctica. sin embargo el aikidoka consideró tres elementos para tomar un decisión clave: las tiritas amarradas a los costados del keikogi (a la altura del tórax), parecían cintitas decorativas, y al aikidoka le pareció que ese no era el aspecto que debía tener un serio aprendiz. por lo demás, el aikidoka consideró que esos amarres podrían incomodarle al momento de la práctica y por último, se dijo que si su otro keikogi no tenía esas cintas y funcionaba a la perfección, no veía la necesidad de que éste las tuviera. por lo tanto, sencillamente las extirpó.
sería bueno aclarar que todas estas reflexiones y esta drástica decisión el aikidoka las tomó en la privacidad de su taller, antes de probar el keikogi bajo el fragor de la práctica. y por cierto el resultado fue nefasto.
no tanto porque los pantalones del keikogi quedaron un poco cortos (pero no lo suficiente como para llegar a la ridiculez), sino porque efectivamente las cintitas eran fundamentales para mantener al keikogi en su posición correcta durante la práctica. sin estos amarres, con el paso de la práctica el keikogi iba perdiendo su forma y el aikidoka debía estar constantemente arreglándolo y ordenándolo. incluso, en algunas oportunidades, sin darse cuenta llegó a quedar con la parte superior del keikogi completamente abierto, dejando al desnudo la parte frontal de su torso.
así las cosas, y comprendiendo que el corte de esas cintas no había sido una buena decisión (y que el keikogi era demasiado hermoso y de buena calidad como para deshacerse de él), el aikidoka decidió remendar su error. y llevó el traje a una costurera para que le pusiera velcro en las partes donde antes estaban esas cintas.
la práctica del sábado, entonces, tenía como uno de sus principales objetivos (descontado el permanente objetivo de explorar con paciencia y humildad los insondables misterios del aikido), probar la efectividad del arreglo. y con gran regocijo, el aikidoka pudo comprobar que su idea funcionó a las mil maravillas, y que el keikogi se mantuvo en su posición correcta sin moverse un milímetro, transformándose así en una gruesa coraza de algodón blanco que le daba al aikidoka seguridad y el aspecto de un verdadero aprendiz (de paso, debido al calor imperante durante la práctica, el keikogi se transformó también en un pequeño sauna personal para el aikidoka, que debió haber expulsado de su cuerpo al menos un par de litros de sudor).
la práctica en sí misma estuvo centrada una vez más en tainoenka. claro que esta vez la técnica tuvo una variación desde el principio, y esta fue que uke debía tomar la muñeca cruzada de nage y nage, en vez de realizar el movimiento por fuera de uke, debía realizarlo por dentro. una variación que, como es habitual, se veía más sencilla de lo que realmente era.
al igual que en ocasiones anteriores, tainoenka fue mutando, pasando por varias etapas, para terminar con ikkyo en suwari waza.
hacia el final, en un arranque lúdico, sensei ordenó juntarse en parejas para realizarse masajes mutuamente.
parte de estos masajes incluían golpear con los puños suavemente la espalda del compañero, lo mismo con los nudillos. masajear con los pies las pantorrilas, el sacro y los gluteos del compañero, además de usar los talones para masajear suavemente la planta de los pies del compañero. hasta ahí todo bien, pero además el masaje incluía realizar mae ukemis sobre el compañero, de manera de masajear su espalda, con la espalda propia. fue en ese momento que el aikidoka empezó a tener problemas. porque si bien con el tiempo ha conseguido realizar mae ukemis relativamente fluidos, eso dista mucho de utilizarlo para hacer masajes.
el resultado fue que en las dos o tres ocasiones en que lo hizo, el aikidoka estuvo a punto de romperle la espalda a sus compañeros (la cantidad de practicantes en la clase era impar, por lo que el aikidoka debió masajear a dos compañeros sin recibir su masaje a cambio).
a pesar de ello y ofrecidas las correspondientes disculpas a los compañeros afectados por su torpeza, el aikidoka se encuentra en condiciones de afirmar que la práctica sabatina fue sumamente provechosa.
pero no en el ámbito de la práctica misma (no para explorar en una técnica, un ejercicio o en un movimiento), sino en un ámbito mucho más doméstico, si se quiere.
la idea del aikidoka era probar la efectividad de la reciente aplicación que había puesto en marcha en uno de sus keikogis.
pero para hablar de eso habría que retroceder un poco en el tiempo y referirse a la compra de su segundo keikogi: un hermoso keikogi de algodón blanco, muy grueso que si no hubiera sido por el largo de las piernas, habría calzado a la perfección en el menudo cuerpo del aikidoka. de hecho el aikidoka tomó una tijera y cortó las piernas y así el keikogi le calzó perfectamente.
pero el aikidoka detectó otro problema: el keikogi incluía cuatro tiritas de algodón que servían para amarrar el keikogi en dos partes estratégicas (al cruzarlo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda). estas tiritas tenían como objetivo claro, asegurar que el keikogi se mantuviera bien firme y amarrado durante la práctica. sin embargo el aikidoka consideró tres elementos para tomar un decisión clave: las tiritas amarradas a los costados del keikogi (a la altura del tórax), parecían cintitas decorativas, y al aikidoka le pareció que ese no era el aspecto que debía tener un serio aprendiz. por lo demás, el aikidoka consideró que esos amarres podrían incomodarle al momento de la práctica y por último, se dijo que si su otro keikogi no tenía esas cintas y funcionaba a la perfección, no veía la necesidad de que éste las tuviera. por lo tanto, sencillamente las extirpó.
sería bueno aclarar que todas estas reflexiones y esta drástica decisión el aikidoka las tomó en la privacidad de su taller, antes de probar el keikogi bajo el fragor de la práctica. y por cierto el resultado fue nefasto.
no tanto porque los pantalones del keikogi quedaron un poco cortos (pero no lo suficiente como para llegar a la ridiculez), sino porque efectivamente las cintitas eran fundamentales para mantener al keikogi en su posición correcta durante la práctica. sin estos amarres, con el paso de la práctica el keikogi iba perdiendo su forma y el aikidoka debía estar constantemente arreglándolo y ordenándolo. incluso, en algunas oportunidades, sin darse cuenta llegó a quedar con la parte superior del keikogi completamente abierto, dejando al desnudo la parte frontal de su torso.
así las cosas, y comprendiendo que el corte de esas cintas no había sido una buena decisión (y que el keikogi era demasiado hermoso y de buena calidad como para deshacerse de él), el aikidoka decidió remendar su error. y llevó el traje a una costurera para que le pusiera velcro en las partes donde antes estaban esas cintas.
la práctica del sábado, entonces, tenía como uno de sus principales objetivos (descontado el permanente objetivo de explorar con paciencia y humildad los insondables misterios del aikido), probar la efectividad del arreglo. y con gran regocijo, el aikidoka pudo comprobar que su idea funcionó a las mil maravillas, y que el keikogi se mantuvo en su posición correcta sin moverse un milímetro, transformándose así en una gruesa coraza de algodón blanco que le daba al aikidoka seguridad y el aspecto de un verdadero aprendiz (de paso, debido al calor imperante durante la práctica, el keikogi se transformó también en un pequeño sauna personal para el aikidoka, que debió haber expulsado de su cuerpo al menos un par de litros de sudor).
la práctica en sí misma estuvo centrada una vez más en tainoenka. claro que esta vez la técnica tuvo una variación desde el principio, y esta fue que uke debía tomar la muñeca cruzada de nage y nage, en vez de realizar el movimiento por fuera de uke, debía realizarlo por dentro. una variación que, como es habitual, se veía más sencilla de lo que realmente era.
al igual que en ocasiones anteriores, tainoenka fue mutando, pasando por varias etapas, para terminar con ikkyo en suwari waza.
hacia el final, en un arranque lúdico, sensei ordenó juntarse en parejas para realizarse masajes mutuamente.
parte de estos masajes incluían golpear con los puños suavemente la espalda del compañero, lo mismo con los nudillos. masajear con los pies las pantorrilas, el sacro y los gluteos del compañero, además de usar los talones para masajear suavemente la planta de los pies del compañero. hasta ahí todo bien, pero además el masaje incluía realizar mae ukemis sobre el compañero, de manera de masajear su espalda, con la espalda propia. fue en ese momento que el aikidoka empezó a tener problemas. porque si bien con el tiempo ha conseguido realizar mae ukemis relativamente fluidos, eso dista mucho de utilizarlo para hacer masajes.
el resultado fue que en las dos o tres ocasiones en que lo hizo, el aikidoka estuvo a punto de romperle la espalda a sus compañeros (la cantidad de practicantes en la clase era impar, por lo que el aikidoka debió masajear a dos compañeros sin recibir su masaje a cambio).
a pesar de ello y ofrecidas las correspondientes disculpas a los compañeros afectados por su torpeza, el aikidoka se encuentra en condiciones de afirmar que la práctica sabatina fue sumamente provechosa.
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