finalmente el aikidoka decidió asistir a la práctica de hoy. una extraña práctica, como la de todos los sábado. de la que sin embargo el aikidoka consiguió sacar algunas lecciones.
es en la práctica de los sábado (generalmente muy concurrida. al menos mucho más que las desérticas prácticas en la madrugada) que puede apreciarse con mayor claridad la diversidad del resto de los aikidokas del dojo (diversidad de la que el aikidoka, por cierto, forma parte). y cómo en esa diversidad reside en parte la riqueza del aikido.
esa diversidad (que no se encuentra mucho en la semana) es uno de los puntos fuertes de la práctica del sábado. la posibilidad de enfrentar a practicantes de mayor rango y al mismo tiempo que desarrollan estilos tan personales.
están los practicantes pragmáticos, están los practicantes más líricos, están los prácticantes que buscan explorar en el arte de la lucha y otros que ni siquiera imaginan la lucha, y sólo quieren explorar la conexiòn con su entorno y su propio cuerpo.
hoy el aikidoka aprendió cosas: la importancia de mantenerse alerta siempre. incluso cuando es nage. no enviar un ataque despreocupado y blando. atacar de verdad. ceñirse estrictamente a la orden de ataque del sempai, pero hacerlo de manera enérgica. uke debe tener conciencia que nage en cualquier momento puede reaccionar y lanzar un golpe.
por otro lado el aikidoka pudo sentir con claridad la diferencia de un movimiento que proviene de la fuerza de un brazo rígido y otro (realizando el mismo ejercicio) que proviene de la energía evolutiva del centro. hay un abismo insondable de diferencia.
como nunca, el aikidoka se sintió torpe en la clase de hoy. quizás por eso está evaluando la posibilidad de agregar la práctica del sábado, a las habituales prácticas de la semana.
de momento, el aikidoka ya se prepara para la práctica del lunes. y es que el aikidoka no cambia por nada una práctica al amanecer.