junio 30, 2006

esta mañana el aikidoka tuvo su primer encuentro con el sensei que ha venido del extranjero a impartir el seminario este fin de semana.

claro que en esta oportunidad el sensei asistió a la práctica matutina sólo como alumno, ya que la práctica la impartió el sensei residente.

antes de entrar al tatami, el aikidoka contempló durante algunos minutos cómo el sensei realizaba ejercicios frente a un espejo con el bokken.

era impresionante la energía y la potencia que desplegaba el sensei manipulando el sable de madera. emitiendo imponentes kiais en cada ejecución.

el sensei se imponía de tal manera en el dojo, que al aikidoka le costó tomar la decisión de entrar al tatami.

cuando lo hizo, comenzó a precalentar tímidamente dando saltitos y moviendo los brazos, mientras el sensei daba enérgicos sablazos frente al espejo.

la práctica de hoy estuvo centrada en la forma de contener y envolver un ataque por la retaguardia, tomando las muñecas de nage.

el aikidoka tuvo el privilegio de practicar durante varios minutos con el sensei extranjero, de quien el aikidoka aprendió cosas. cosas que no sería capaz de precisar.

el aikidoka también tuvo la posibilidad de practicar con el sensei residente, quien resumaba la amabilidad y la generosidad de siempre.

fue una hermosa práctica. seguramente sólo un agradable aperitivo de lo que será el seminario que comienza esta tarde.

junio 28, 2006

haciendo el clásico ejercicio de la carretilla, al comienzo de la práctica de hoy, el aikidoka comprendió que su condición física está todavía muy lejos de lo aceptable.

después de constatar aquello y de paso comprobar que su desgarro ha mejorado bastante, el aikidoka se concentró en la práctica de esta mañana.

esta vez fue el sempai quien en determinado momento llamó adelante al aikidoka para ejemplificar un ejercicio. al aikidoka le surgió la duda si en este caso (como en el anterior con el sensei) lo llamaron para ejemplificar como se hacen las cosas o como NO se hacen.

en cualquier caso, el aikidoka siente que se ha abierto un espacio entre los asistentes a la práctica de la mañana. un pequeño grupo de guerreros que disfrutan, seguramente tanto como el aikidoka, de las prácticas matutinas.

de hecho, la práctica de esta mañana estuvo centrada en la noción de ya no sólo buscar el desequilibrio de uke, sino también de ocupar su espacio.

una bella y por momentos agotadora práctica, de la que el aikidoka salió con algunas dolencias debido a malas caídas (cuando se está exhausto, cuesta concentrarse en una buena caída, piensa el aikidoka).

de aquí en más, el aikidoka se repliega y se concentra en la práctica de la mañana del viernes y también en el seminario que comienza ese mismo día en la tarde y que se desarrollará durante todo el fin de semana.

seminario en el que, por cierto, el aikidoka ya está convenientemente inscrito y del que espera sacar el mayor provecho.

junio 23, 2006

el aikidoka debió proteger las heridas de sus pies antes de partir al dojo esta mañana.

esta vez se trató de una concurrida práctica en la que a poco de entrar en calor, los cuerpos de los practicantes comenzaron a humear profusamente debido al frío reinante.

el tatami estaba tan frío como la mañana del miércoles, pero esta vez el aikidoka usó calcetines. no para evitar el frío, sino para evitar manchar el tatami con sus empeines sangrantes.

los ejercicios se originaron a partir de katate dori. nage debía contrarrestar con ura. más tarde, proyectando a uke.

se trató de una bella práctica. no sólo por la armonía y la calidez acostumbrada del sensei (que es quien imparte la práctica de los viernes). se trató de una bella y estimulatne práctica para el aikidoka por dos instantes imborrables.

- en determinado momento el sensei escogió al aikidoka para que fuera uke en la demostración de un ejercicio para el resto de los asistentes. sensei podría haber escogido a cualquiera de los samuráis de alto rango presentes esta mañana, pero el sensei escogió al aikidoka. decisión que llenó de orgullo al humilde aprendiz.

- hacia el final de la práctica, mientras el aikidoka realizaba kokiu ho con un sempai, los rayos de sol comenzaron a entrar con fuerza por una de las ventanas del dojo. y así, después de kokiu ho, mientras el aikidoka realizaba ejercicios de elongación y respiración, ahora indivualmente, los rayos de sol comenzaron a darle en su espalda y proyectaron su imagen serena en una de las paredes del dojo, justo mientras elevaba sus brazos al cielo.

fue un instante epifánico que seguramente el aikidoka recordará por mucho tiempo.

junio 21, 2006

hoy, el frío matutino hizo que los seis aikidokas presentes en la práctica exhalaran vapor. además, la temperatura (que bordeaba el grado sobre cero) endureció el género del tatami, que se hizo áspero y afilado.

hacia el final de la práctica, los empeines del aikidoka sangraron.

una señal más del intenso frío que hizo esta mañana, pero también la confirmación de que el aikidoka ha alcanzado un nuevo estado en seiza.

junio 20, 2006

la de hoy fue una práctica sumamente provechosa para el aikidoka (la de ayer, si se toma en cuenta la hora de publicación).

no sólo porque el aikidoka logró llegar al final con entereza (aunque no sin dificultad), sino porque la ofreció un sempai particularmente didáctico y sensato, que le entregó pequeñas grandes enseñanzas (esto no quiere decir que los sempais anteriores hayan carecido de sensatez y no le hayan dejado enseñanzas).


el aikidoka no puede dejar de referirse antes que nada al aspecto físico. y en este sentido debe decir que sintió un par de veces, sobre todo al principio, un par de pinchazos en la zona afectada. pinchazos que si bien alertaron al aprendiz, y lo hicieron temer lo peor, no fueron lo suficientemente intensos o prolongados como para hacerlo desertar y terminaron diluyéndose.(empero esto, el aikidoka tiene plena conciencia de que se encuentra aun vulnerable. todo puede suceder.

la primera parte de la práctica fue lo más crítico. y claro, qué más se podía esperar si de entrada el nuevo sempai (no se trata de un nuevo sempai, en realidad, sino de la primera vez que el aikidoka se cruza con él), ordenó hacer varios ukemis a lo largo del tatami, hacia adelante y luego hacia atrás.

en ese primer primerísimo ejercicio (después de un precalentamiento muy singular, distinto a todos los que había tenido posibilididad de realizar) el aikidoka temío no sólo por la condición del aductor de su muslo izquierdo, sino también por su cerebro y su integridad física completa.


en la mitad de ese ejercicio, el aikidoka, totalmente mareado, perdido por completo su horizonte, estuvo a punto de abalanzarse sobre las ventanas del dojo. qué decir que si hubiera tenido algo en su estómago le hubiera costado mantenerlo en su lugar.

pero tras esos primeros minutos de desconcierto, el aikidoka logró recuperarse, le perdió temor al desgarro y se volcó de lleno a disfrutar de una excelente práctica.

sobre todo, como ya fue dicho, gracias a un sempai que derrochaba alegría y empatía sobre el tatami, y de quien el aikidoka aprendió tres cosas:


- a desplazarse sobre el tatami a partir de seiza (adelantando una rodilla detrás de la otra, como si se tuviera un elástico en los pies). un movimiento que por más sencillo que se veía, el aikidoka no había podido hacerlo hasta la práctica de hoy.

- a proteger sus rodillas. en defensa, con un leve giro en el pie, se puede pasar de tener una rodilla de lado, entregada, expuesta al golpe (ahí se acaba el aikido, se acaba todo, dijo el pequeño sempai sonriendo) a tener una rodilla protegida, atenta a cualquier posible agresión.

por último, el sempai fue muy didáctico para graficar en qué momento se encuentra le pérdida del equilibrio de uke. hay un instante preciso, que hay que percibir.

por si esto fuera poco, hoy sus empeines encontraron de inmediato la paz en seiza.

entonces el aikidoka se pregunta ¿habrá algo que agregar?

junio 18, 2006

exactamente diez días después de producida su lesión, tiempo durante el cual siguió, con relativa rigurosidad, las indicaciones médicas para su recuperación, el aikidoka ha decidido regresar al dojo.

y nada mejor que hacerlo el primer día de la semana, en la práctica matutina.

el aikidoka no puede ocultar resabios de temor ante la posibilidad cierta de no estar del todo recuperado. pero es un riesgo que debe asumir. y el aikidoka lo asume. con seriedad y respeto.

junio 08, 2006

hoy es un día gris para el aikidoka. pero no sólo por la lluvia que cae sobre la ciudad, sino porque anoche fue confirmada la lesión por un médico especialista. se trata de un desgarro de dimensiones desconocidas, puesto que es necesaria una ecotomografía para confirmar esa información.

el doctor, sin embargo, sugirió al aikidoka esperar un par de días, y dependiendo de cómo evolucione el dolor (que con el paso de las horas lentamente se ha ido convirtiendo en molestia), decida si se somete o no a la ecotomografía.

lo que sí, el profesional advirtió al aikidoka que debe mantenerse alejado de las prácticas al menos entre 7 y 10 días. una sentencia lapidaria para el aikidoka, que sin embargo deberá esperar con resignación y manteniendo a raya la ansiedad, que cicatrice la herida del aductor de su muslo izquierdo, para retomar las prácticas.

el aikidoka siente un profundo pesar y decepción. el hecho ocurrió justo en un momento álgido de la práctica, en la que el aprendiz se estaba sintiendo bien.

desgraciadamente estas cosas ocurren. es decir, si el propio sensei u otros aikidokas de mayor rango han sufrido (y sufren con cierta regularidad) lesiones, cómo no iba a ocurrirle algo así a él.

a pesar de todo, la de ayer fue una buena práctica (descontando el desenlace, descontando el hecho de que un aikidoka involuntariamente le metió el dedo al ojo).

el aikidoka se mantuvo concentrado y atento, ágil y despierto. la lesión fue producto del azar y no de algún error humano en el accionar del aikidoka.

quizás si su cuerpo fuese más joven, habría soportado mejor la dolorosa y forzada extensión del músculo, pero pensar en eso es total y absolutamente inutil.

en este momento el aikidoka sólo piensa en su pronta recuperación, para regresar en la mejor forma posible al dojo.

junio 07, 2006

finalmente el aikidoka asistió a la fatídica práctica de la tarde de hoy. era tanto su entusiasmo, que llegó con casi 40 minutos de antelación al dojo.

mientras esperaba, alcanzó ver el final de la práctica para niños. ahí estaba el sensei con su cara risueña entregando sus enseñanzas y los infantes felices pululando por el tatami.

la práctica general estuvo sumamente concurrida. casi no había espacio para los aikidokas de todos los rangos que se apersonaron esta tarde (no hay nada como las prácticas matutinas, insiste el aikidoka).

desde un principio el aikidoka se concentró profundamente. incluso antes de que el sensei pisara el tatami, el aikidoka ya estaba en seiza, respirando profundo, intentando buscar el blanco en su mente.

ya desde el primer ejercicio de precalentamiento el aikidoka estaba absolutamente compenetrado con la energía del dojo (pero todo sería en vano).

el aikidoka debió enfrentarse a practicantes de alto rango y otros no tanto (el aikidoka, por cierto, era el de menor rango). pero una vez más se incubaba allí el valor de la práctica. en el hecho de experimentar distinto grados de fuerza y las diversas fuentes de donde provenía esa fuerza.

el aikidoka sintió cierta satisfacción al comprobar que algunas recomendaciones que le hicieron practicantes de alto rango, fueron rebatidas enérgicamente por el sensei: no hay que hacer palanca. la fuerza debe provenir desde el centro y no desde tu brazo (este es un asunto que saldrá a menudo a la palestra, dado que el aikidoka no lo maneja y probablemente nunca llegue a manejarlo con propiedad)

y ahí estaba el aikidoka, relacionándose con samuráis de alto rango (y comprobando de paso la soberbía y el menosprecio que se oculta en algunos aikidokas hacia los practicantes menos experimentados), cuando vino el momento fatídico: en un ejercicio en que debió enfrentar al mismísimo sensei, el aikidoka en medio de una caída, enredó su pie en el hakama del sensei y sufrió un fuerte tirón. un tirón que por momentos hizo que el aikidoka viera todo blanco. un tirón que fue aumentando en su intensidad.

el sensei prodigó intensos masajes sobre la zona afectada (la parte trasera del muslo) pero fue en vano. el aikidoka no pudo continuar con la práctica y cuando intentó ponerse de pie, casi se fue al suelo (el muslo fue incapaz de contener la fuerza de la pisada, y la rodilla estuvo a punto de doblarse en el sentido contrario al habitual).

el dolor fue intenso. tanto como el desconcierto. y aunque ha mermado, el aikidoka en estos momentos se dirige a la clínica para ver qué hay aquí.

es de esperar que no sea nada grave.
hoy ha sido la segunda práctica consecutiva a la que el aikidoka no asiste.

sin embargo hoy no se trató de problemas personales ni familiares, sino que simplemente el aikidoka se quedó dormido.

el aikidoka escuchó el despertador y, en sueños, simplemente lo apagó para seguir durmiendo. no fue un acto voluntario, sino una reacción inconciente, quizás por el cansancio que acumula desde hace varios días.

cuando volvió a abrir los ojos (impulsado seguramente por el remordimiento) habían pasado cuarenta minutos desde que había sonado el despertador y según sus cálculos, la práctica había comenzado ya hacía 15 minutos.

durante un par de segundos barajó la idea de saltar de la cama y partir raudo al dojo, pero comprendió que llegaría demasiado tarde y que no valdría la pena.

a decir verdad, el aikidoka se siente profundamente defraudado de sí mismo. y es por este motivo que se ha propuesto hacer todo lo que esté a su alcance para asistir a la práctica de la tarde de hoy.

también hará lo posible por estar sobre el tatami el sábado en la mañana.

junio 05, 2006

por motivos de índole personal y familiar, el aikidoka no pudo asistir a la práctica de esta mañana.

tampoco asistió a la del sábado (que al parecer será más difícil de agregar a las prácticas habituales).

se concentran así las energías y las ganas para la práctica del miércoles.

junio 02, 2006

hoy volvió el sensei de japón. aunque para ser más riguroso, habría que decir que hoy fue la primera práctica del aikidoka bajo las órdenes del sensei, desde que éste llegó de japón (el aikidoka no sabe con exactitud cuándo regresó el sensei).

en el camarín el sensei se mostró risueño. contó un par de anécdotas (los hombres son buenos bebedores en japón, dijo. ¿y las mujeres? preguntó alguien: también). se le veía distendido y alegre, tanto, que el aikidoka se atrevería a decir (siempre con el mayor respeto) dicharachero.

sin embargo durante la práctica, sobre el tatami, el sensei se transformó en un huracán. sin parafernalia, sin aspavientos, sin ejercicios extraños (de hecho al aikidoka en un principio le parecieron bastante sencillos), sumido en un profundo silencio, hablando sólo para corregir algún ejercicio.

el aikidoka debe haber rodado sobre el tatami al menos un centenar de veces. si durante la ausencia del sensei, el aikidoka había sentido que había tenido prácticas intensas, fue porque en realidad el aprendiz no tenía idea en qué consistía una práctica intensa. la de esta mañana sí que lo fue.

aunque el aikidoka tiene plena conciencia de que podrán venir prácticas aún más duras, prefiere no pensar en ello en este momento.

después de rodar y rodar y rodar y seguir rodando y cayendo en medio de este torbellino (soto kaytenage, kokyunage), el aikidoka se encontró frente a una encrucijada: absolutamente exhausto y mareado, bañado en sudor, en determinado momento sintió que no podría evitar un vómito sobre el tatami, o que en cualquier momento sencillamente caería desmayado.

sin embargo, el aikidoka hechó mano a su entereza y a su dignidad, para evitar ambas situaciones (que habrían sido desastrozas), respiró hondo y siguió soportando el rigor de la práctica, siempre al borde del colapso.

desgraciadamente el profundo cansancio no sólo hizo que el aikidoka perdiera fuerzas, sino también que perdiera concentración a la hora de realizar los ejercicios.

el sensei debió corregirlo en varias oportunidades. le hizo ver la importancia de generar siempre el movimiento desde el centro (algo que el aikidoka sabe, pero que le cuesta poner en práctica) y la importancia de hacer perder el centro a uke para poder derribarlo.

el sensei, a pesar de tener algunos problemas en la rodilla, prácticó en un par de oportunidades con el aikidoka, con suma generosidad amabilidad y paciencia para corregir los torpes movimientos de este aprendiz.

hoy, por primera vez desde que retornó al dojo, el aikidoka miró el reloj en mitad de la práctica, y se dio cuenta de que en ciertas ocasiones, pucha que pasa lento el tiempo.

la práctica terminó con la totalidad de los aikidokas rendidos (eran más de seis samuráis de alto rango, muchos de ellos recién llegados de japón), pero no contento con eso, sensei ordenó casi cincuenta abdominales para luego cerrar con ejercicios de elongación.

el aikidoka siente un enorme aprecio y gratitud por los sempais que mantuvieron viva la práctica del dojo durante la ausencia de sensei, pero no cabe duda de que el regreso de sensei le ha inyectado potencia y exigencia a la práctica.

el cansancio que en estos momentos está sintiendo el aikidoka, es un cansancio que reconforta.