no del todo feliz fue el regreso del aikidoka al dojo esta mañana.
básicamente porque apenas saltó sobre el tatami y comenzó a calentar los brazos y los hombros (haciéndolos girar) comprobó que su hombro izquierdo no estaba completamente recuperado.
fue una lamentable constatación que se sumó a una serie de otros imperceptibles (e inexplicables) detalles que hicieron al aikidoka sentirse extrañamente incómodo durante toda la práctica.
puede que haya sido la dificultad de las técnicas, en apariencia simples, pero sumamente complejas a la hora de ejecutarlas (técnicas cuyo nombre por cierto el aikidoka no conoce), puede que haya sido el escaso número de compañeros (dos más sempai) sobre el tatami, puede que haya sido el cambio de recorrido y de medio de transporte que experimentó hoy el aikidoka para llegar al dojo. puede que haya sido todo eso (u otras cosas) las que influyeron para generar esa incómoda sensación que dominó al aikidoka durante toda la práctica.
así las cosas, es poco lo que puede decir el aprendiz hoy, aparte de reconocer que se encuentra en una encrucijada que no tiene claro cómo resolver. por un lado la necesidad de retomar las prácticas para recuperar el ritmo y el tono, pero por otro, la necesidad de recuperarse completamente del hombro, para no lamentar en el futuro una lesión mal tratada hoy.
entonces para qué vamos a decir una cosa por otra: no fue una buena mañana para el aikidoka. aunque tampoco fue la peor.