ayer en la mañana el aikidoka se quedó irremediablemente dormido y no consiguió llegar al dojo a la hora indicada. sin embargo, sí lo logró en la tarde, instancia en la cual comprobó algunas agradables connnotaciones del horario nocturno.
por ejemplo, la saludable diversidad que se vive sobre el tatami. en una práctica se puede practicar con much@s compañer@s distint@s (sin repetirse) a diferencia de las prácticas matutinas en las que el menor número de asistentes obliga a repetirse compañer@ en más de una oportunidad.
¿su principal debilidad? paradojalmente su principal debilidad proviene de su principal fortaleza, porque la diversidad también es sinónimo de mucha gente sobre el tatami, lo que reduce considerablemente el espacio de acción.
la práctica de ayer se centró en nikkyo y el aikidoka se sorprendió del tremendo daño que se puede hacer con un movimiento de manos en apariencia inofensivo.
uke toma la muñeca en ai hanmi, y nage cubre la mano de uke con su mano libre, para luego, con su mano tomada, envolver la muñeca de uke, para entonces generar una pequeña ola y atraerlo hacía su centro.
para contrarrestar el potencial (y efectivo) daño que puede sufrir su antebrazo, uke (que debido a nikkyo ya estaba en suelo) debía acercar rápidamente y lo más posible su cuerpo al de nage para evitar así la luxación y el consiguiente dolor.
una técnica sumamente interesante en la que se exploró durante toda la práctica. a pesar de que parecía una técnica algo estática, requería gran movimiento del cuerpo, sobre todo por parte de uke, que debía mover su cuerpo para evadir el dolor.
hacia el final, sensei varió la técnica para terminar con proyecciones, hecho que llenó de dicha al aikidoka, quien pensaba que sería una práctica sin proyecciones (y al aikidoka como que lo deprimen las prácticas sin proyecciones).
fue en ese momento cuando salió a la luz la principal debilidad de las prácticas vespertinas. porque flop, flop, flop, pasaban por el costado del aikidoka sus compañeros en mae ukemis ruidosos y silenciosos y en más de oportunidad este aprendiz pensó que a alquien iban a partirle la cabeza o sacarle un ojo de un talonazo (alguien que incluso podría haber sido él).
por suerte nada de eso ocurrió y la práctica fue tan interesante y el aikidoka se sintió tan pleno y liviano en ella, que está evaluando la posibilidad de cambiar la práctica de los lunes para la tarde, para continuar el resto de la semana con sus habituales sesiones matutinas.