por motivos que no vale la pena explicar, el aikidoka asistió nuevamente ayer a la práctica de la tarde. y en la práctica de la tarde ocurrió un suceso de enorme trascendencia para el aprendiz: por primera vez, y en medio de una práctica plagada de sempais (incluso con uno que otro cinturón negro), sensei invitó a este humilde aprendiz a ser uke para ejemplificar una técnica.
fue un momento de honda emoción para el aprendiz que intentó dar lo mejor de sí.
la técnica era shomen uchi sankyo ura. primero se absorvía el ataque y se bajaba a uke simulando un sablazo, para luego, después de un vaivén producido por la intención de uke de volver a subir, nage cambiaba de mano, torcía el antebrazo y despojaba a uke de su centro.
fueron segundos de profundo orgullo y emoción para este practicante, quien a pesar de no tener grados, siente que con este hecho en apariencia cotidiano, ha dado un pequeño paso en el camino del budo.
esta alegría y emoción se prolongan hasta el día de hoy. sí, porque hoy se cumple exactamente un año desde que el aikidoka retornó al tatami después de un breve paso por el dojo y una larga ausencia del mismo.
y quizás aquí convendría dar un salto al pasado y remontarse a los primeros encuentros que el aikidoka tuvo con el aikido:
hace cerca de diez años, una buena amiga del aprendiz (que en esa época no era siquiera un aprendiz), le contó que estaba practicando aikido y una tarde en un parque de la ciudad, esta amiga le enseñó. el aikidoka recuerda con perfecta claridad la sensación: había que flectar una pierna por detrás de la otra pierna, ovillarse y dejar caer el cuerpo rodando hacia atrás, para luego ponerse de pie gracias al impulso. era nada más y nada menos que ushiro ukemi, que por supuesto el aikidoka (que en ese tiempo no era aikidoka) no sabía que se llamaba así. después de eso una vez el aprendiz fue a ver a su amiga al dojo donde practicaba, y quedó gratamente sorprendido con todo lo que vio. pero hasta ahí llegó todo.
pasaron varios años después de eso (inexplicablemente el aprendiz dejó de ver a esa buena amiga), cuando el sicólogo que atendía semanalmente al aikidoka le contó que él practicaba aikido y lo invitó a practicar. el aprendiz esperó a que concluyera la terapia (de la que salió lúcido y fortificado) para acercarse al dojo y matricularse y comenzar las prácticas. estamos hablando del año 2000 o 2001 (el aikidoka no lo recuerda ya).
hay que decir que el aikidoka se sintió muy cómodo desde que puso un pie en el dojo el primer día y practicó intensamente en horario matutino durante tres meses. sin embargo, y debido a un problema logísitoco, el aikidoka con el dolor de su alma, debió dejar las prácticas. se fue prometiendo retorno.
y cumplió. después de cinco años de su primer encuentro formal, el aikidoka volvió al dojo y hoy se cumple un año de esa sabia decisión.
por eso hoy el aikidoka celebra y espera prolongar este regreso al dojo todo el tiempo que su cuerpo y las circunstancias de la vida se lo permitan.
abril 26, 2007
abril 24, 2007
hace exactamente una semana que el aikidoka no vertía aquí sus impresiones. esto no es sinónimo de una semana completa sin aikido, sino todo lo contrario. el aikidoka ha seguido asistiendo regularmente a sus prácticas, salvo que el aprendiz no ha tenido tiempo de plasmarlas en este espacio.
entonces, como las prácticas de la semana pasada ya se han diluido en el cerebro de este olividadizo principiante, el aikidoka sólo se referirá a la de ayer noche. porque ayer el aikidoka volvió a dejar a un lado la práctica matutina, para centrarse en la nocturna. los motivos para este cambio ya han sido explicados anteriormente, pero el aprendiz quisiera agregar otro que se le había quedado en el tintero: la práctica de la tarde la conduce sensei, la de la mañana no. de esta forma, asistir los lunes en horario nocturno, le permitirá al aikidoka estar más con sensei, lo que para el aprendiz siempre es un gran estímulo.
y anoche la práctica estuvo centrada en shomen uchi nikkyo ura. una hermosísima pero igualmente compleja técnica que al aikidoka le costó mucho asimilar, pero que de todas formas consiguió ir puliendo (toscamente) para terminar realizándola de manera aceptable (aunque no más que eso).
durante la práctica sensei explicó que nikkyo es una técnica que puede ser demoledora pero al mismo tiempo muy reconfortarte. es decir tener sometido a uke con nikkyo podría fácilmente quebrarle la muñeca o provocarle gran dolor sin demasiado esfuerzo. pero es precisamente lo que hay que evitar, dijo sensei. en vez de provocarle dolor a uke, hay que provocarle placer. porque a través de nikkyo también es posible transmitir contención y relajo.
durante la práctica el aikidoka vivió una situación extraña. y fue el hecho de constatar que el primer compañero con el que practicó el aprendiz (que no tenía hakama) comprendía mucho mejor la técnica que otros compañeros con hakama (algunos incluso yudanshas). y esto tenía que ver con que nikkyo debía realizarse en modalidad ura y esto implicaba absorver chomen y de inmediato abrirse para ponerse a las espaldas de uke. esto lo tenía muy claro el primer compañero, no así los siquientes con los que practicó el aikidoka, quienes bloqueaban el golpe, para sólo entonces bajar a uke como con un corte de bokken. por cierto el aikidoka no hizo ver este detalle a ninguno de sus nages y dejó esta situación para sí. principalmente por discreción, pero también porque todas las personas con quienes practicó el aikidoka lograron dejarle algo al aprendiz. sobre todo uno de ellos, que tenía en los pies un olor de los mil demonios que pareció quedar impregnado en la punta de la nariz del aikidoka durante el resto de la práctica.
pero ese ya es otro tema.
entonces, como las prácticas de la semana pasada ya se han diluido en el cerebro de este olividadizo principiante, el aikidoka sólo se referirá a la de ayer noche. porque ayer el aikidoka volvió a dejar a un lado la práctica matutina, para centrarse en la nocturna. los motivos para este cambio ya han sido explicados anteriormente, pero el aprendiz quisiera agregar otro que se le había quedado en el tintero: la práctica de la tarde la conduce sensei, la de la mañana no. de esta forma, asistir los lunes en horario nocturno, le permitirá al aikidoka estar más con sensei, lo que para el aprendiz siempre es un gran estímulo.
y anoche la práctica estuvo centrada en shomen uchi nikkyo ura. una hermosísima pero igualmente compleja técnica que al aikidoka le costó mucho asimilar, pero que de todas formas consiguió ir puliendo (toscamente) para terminar realizándola de manera aceptable (aunque no más que eso).
durante la práctica sensei explicó que nikkyo es una técnica que puede ser demoledora pero al mismo tiempo muy reconfortarte. es decir tener sometido a uke con nikkyo podría fácilmente quebrarle la muñeca o provocarle gran dolor sin demasiado esfuerzo. pero es precisamente lo que hay que evitar, dijo sensei. en vez de provocarle dolor a uke, hay que provocarle placer. porque a través de nikkyo también es posible transmitir contención y relajo.
durante la práctica el aikidoka vivió una situación extraña. y fue el hecho de constatar que el primer compañero con el que practicó el aprendiz (que no tenía hakama) comprendía mucho mejor la técnica que otros compañeros con hakama (algunos incluso yudanshas). y esto tenía que ver con que nikkyo debía realizarse en modalidad ura y esto implicaba absorver chomen y de inmediato abrirse para ponerse a las espaldas de uke. esto lo tenía muy claro el primer compañero, no así los siquientes con los que practicó el aikidoka, quienes bloqueaban el golpe, para sólo entonces bajar a uke como con un corte de bokken. por cierto el aikidoka no hizo ver este detalle a ninguno de sus nages y dejó esta situación para sí. principalmente por discreción, pero también porque todas las personas con quienes practicó el aikidoka lograron dejarle algo al aprendiz. sobre todo uno de ellos, que tenía en los pies un olor de los mil demonios que pareció quedar impregnado en la punta de la nariz del aikidoka durante el resto de la práctica.
pero ese ya es otro tema.
abril 17, 2007
ayer en la mañana el aikidoka se quedó irremediablemente dormido y no consiguió llegar al dojo a la hora indicada. sin embargo, sí lo logró en la tarde, instancia en la cual comprobó algunas agradables connnotaciones del horario nocturno.
por ejemplo, la saludable diversidad que se vive sobre el tatami. en una práctica se puede practicar con much@s compañer@s distint@s (sin repetirse) a diferencia de las prácticas matutinas en las que el menor número de asistentes obliga a repetirse compañer@ en más de una oportunidad.
¿su principal debilidad? paradojalmente su principal debilidad proviene de su principal fortaleza, porque la diversidad también es sinónimo de mucha gente sobre el tatami, lo que reduce considerablemente el espacio de acción.
la práctica de ayer se centró en nikkyo y el aikidoka se sorprendió del tremendo daño que se puede hacer con un movimiento de manos en apariencia inofensivo.
uke toma la muñeca en ai hanmi, y nage cubre la mano de uke con su mano libre, para luego, con su mano tomada, envolver la muñeca de uke, para entonces generar una pequeña ola y atraerlo hacía su centro.
para contrarrestar el potencial (y efectivo) daño que puede sufrir su antebrazo, uke (que debido a nikkyo ya estaba en suelo) debía acercar rápidamente y lo más posible su cuerpo al de nage para evitar así la luxación y el consiguiente dolor.
una técnica sumamente interesante en la que se exploró durante toda la práctica. a pesar de que parecía una técnica algo estática, requería gran movimiento del cuerpo, sobre todo por parte de uke, que debía mover su cuerpo para evadir el dolor.
hacia el final, sensei varió la técnica para terminar con proyecciones, hecho que llenó de dicha al aikidoka, quien pensaba que sería una práctica sin proyecciones (y al aikidoka como que lo deprimen las prácticas sin proyecciones).
fue en ese momento cuando salió a la luz la principal debilidad de las prácticas vespertinas. porque flop, flop, flop, pasaban por el costado del aikidoka sus compañeros en mae ukemis ruidosos y silenciosos y en más de oportunidad este aprendiz pensó que a alquien iban a partirle la cabeza o sacarle un ojo de un talonazo (alguien que incluso podría haber sido él).
por suerte nada de eso ocurrió y la práctica fue tan interesante y el aikidoka se sintió tan pleno y liviano en ella, que está evaluando la posibilidad de cambiar la práctica de los lunes para la tarde, para continuar el resto de la semana con sus habituales sesiones matutinas.
por ejemplo, la saludable diversidad que se vive sobre el tatami. en una práctica se puede practicar con much@s compañer@s distint@s (sin repetirse) a diferencia de las prácticas matutinas en las que el menor número de asistentes obliga a repetirse compañer@ en más de una oportunidad.
¿su principal debilidad? paradojalmente su principal debilidad proviene de su principal fortaleza, porque la diversidad también es sinónimo de mucha gente sobre el tatami, lo que reduce considerablemente el espacio de acción.
la práctica de ayer se centró en nikkyo y el aikidoka se sorprendió del tremendo daño que se puede hacer con un movimiento de manos en apariencia inofensivo.
uke toma la muñeca en ai hanmi, y nage cubre la mano de uke con su mano libre, para luego, con su mano tomada, envolver la muñeca de uke, para entonces generar una pequeña ola y atraerlo hacía su centro.
para contrarrestar el potencial (y efectivo) daño que puede sufrir su antebrazo, uke (que debido a nikkyo ya estaba en suelo) debía acercar rápidamente y lo más posible su cuerpo al de nage para evitar así la luxación y el consiguiente dolor.
una técnica sumamente interesante en la que se exploró durante toda la práctica. a pesar de que parecía una técnica algo estática, requería gran movimiento del cuerpo, sobre todo por parte de uke, que debía mover su cuerpo para evadir el dolor.
hacia el final, sensei varió la técnica para terminar con proyecciones, hecho que llenó de dicha al aikidoka, quien pensaba que sería una práctica sin proyecciones (y al aikidoka como que lo deprimen las prácticas sin proyecciones).
fue en ese momento cuando salió a la luz la principal debilidad de las prácticas vespertinas. porque flop, flop, flop, pasaban por el costado del aikidoka sus compañeros en mae ukemis ruidosos y silenciosos y en más de oportunidad este aprendiz pensó que a alquien iban a partirle la cabeza o sacarle un ojo de un talonazo (alguien que incluso podría haber sido él).
por suerte nada de eso ocurrió y la práctica fue tan interesante y el aikidoka se sintió tan pleno y liviano en ella, que está evaluando la posibilidad de cambiar la práctica de los lunes para la tarde, para continuar el resto de la semana con sus habituales sesiones matutinas.
abril 14, 2007
faltaba que el aikidoka se cruzara con sensei para que las cosas empezaran a ponerse en orden. o bien a abrirse para arrimare la nariz nuevamente a espacios insondables.
faltaba la presencia y sobre todo el silencio de sensei para que el aikidoka volviera a encajar ciertas piezas, para que volviera a encontrar el sentido y las dimensiones y el peso que tenía el hecho de estar sobre el tatami (cada vez que se está sobre el tatami). y de paso, darse cuenta de todo el placer que ello le provocaba.
lo interesante de todo esto es que sensei logró transmitirle este mensaje (o esta sensación) al aikidoka sin decir una palabra. concentrándose exclusivamente en la técina que se estaba realizando.
como se trató de una práctica matutina, en la que sólo había dos sempai y sensei, el aikidoka tuvo la posibilidad de practicar con sensei durante largos pasajes del keiko. y así, concentrándose en la correcta forma de realizar jujirogarami a partir de ushiro ryo kata dori (una técnica hermosísima, sin duda una de las favoritas del aikidoka por su plasticidad por el quiebre que propone, por su sorpresa, por su sorprendente concreción), el aikidoka fue nuevamente entendiendo de qué se trata todo este asunto. no entendiéndole por completo, por supuesto, sino entendiendo de nuevo que se trata un misterio profundo, que vale la pena intentar resolver.
el aikidoka tiene claro que nunca llegará a resolverlo, pero está convencido de que vale la pena hacer el intento.
faltaba la presencia y sobre todo el silencio de sensei para que el aikidoka volviera a encajar ciertas piezas, para que volviera a encontrar el sentido y las dimensiones y el peso que tenía el hecho de estar sobre el tatami (cada vez que se está sobre el tatami). y de paso, darse cuenta de todo el placer que ello le provocaba.
lo interesante de todo esto es que sensei logró transmitirle este mensaje (o esta sensación) al aikidoka sin decir una palabra. concentrándose exclusivamente en la técina que se estaba realizando.
como se trató de una práctica matutina, en la que sólo había dos sempai y sensei, el aikidoka tuvo la posibilidad de practicar con sensei durante largos pasajes del keiko. y así, concentrándose en la correcta forma de realizar jujirogarami a partir de ushiro ryo kata dori (una técnica hermosísima, sin duda una de las favoritas del aikidoka por su plasticidad por el quiebre que propone, por su sorpresa, por su sorprendente concreción), el aikidoka fue nuevamente entendiendo de qué se trata todo este asunto. no entendiéndole por completo, por supuesto, sino entendiendo de nuevo que se trata un misterio profundo, que vale la pena intentar resolver.
el aikidoka tiene claro que nunca llegará a resolverlo, pero está convencido de que vale la pena hacer el intento.
abril 11, 2007
no del todo feliz fue el regreso del aikidoka al dojo esta mañana.
básicamente porque apenas saltó sobre el tatami y comenzó a calentar los brazos y los hombros (haciéndolos girar) comprobó que su hombro izquierdo no estaba completamente recuperado.
fue una lamentable constatación que se sumó a una serie de otros imperceptibles (e inexplicables) detalles que hicieron al aikidoka sentirse extrañamente incómodo durante toda la práctica.
puede que haya sido la dificultad de las técnicas, en apariencia simples, pero sumamente complejas a la hora de ejecutarlas (técnicas cuyo nombre por cierto el aikidoka no conoce), puede que haya sido el escaso número de compañeros (dos más sempai) sobre el tatami, puede que haya sido el cambio de recorrido y de medio de transporte que experimentó hoy el aikidoka para llegar al dojo. puede que haya sido todo eso (u otras cosas) las que influyeron para generar esa incómoda sensación que dominó al aikidoka durante toda la práctica.
así las cosas, es poco lo que puede decir el aprendiz hoy, aparte de reconocer que se encuentra en una encrucijada que no tiene claro cómo resolver. por un lado la necesidad de retomar las prácticas para recuperar el ritmo y el tono, pero por otro, la necesidad de recuperarse completamente del hombro, para no lamentar en el futuro una lesión mal tratada hoy.
entonces para qué vamos a decir una cosa por otra: no fue una buena mañana para el aikidoka. aunque tampoco fue la peor.
básicamente porque apenas saltó sobre el tatami y comenzó a calentar los brazos y los hombros (haciéndolos girar) comprobó que su hombro izquierdo no estaba completamente recuperado.
fue una lamentable constatación que se sumó a una serie de otros imperceptibles (e inexplicables) detalles que hicieron al aikidoka sentirse extrañamente incómodo durante toda la práctica.
puede que haya sido la dificultad de las técnicas, en apariencia simples, pero sumamente complejas a la hora de ejecutarlas (técnicas cuyo nombre por cierto el aikidoka no conoce), puede que haya sido el escaso número de compañeros (dos más sempai) sobre el tatami, puede que haya sido el cambio de recorrido y de medio de transporte que experimentó hoy el aikidoka para llegar al dojo. puede que haya sido todo eso (u otras cosas) las que influyeron para generar esa incómoda sensación que dominó al aikidoka durante toda la práctica.
así las cosas, es poco lo que puede decir el aprendiz hoy, aparte de reconocer que se encuentra en una encrucijada que no tiene claro cómo resolver. por un lado la necesidad de retomar las prácticas para recuperar el ritmo y el tono, pero por otro, la necesidad de recuperarse completamente del hombro, para no lamentar en el futuro una lesión mal tratada hoy.
entonces para qué vamos a decir una cosa por otra: no fue una buena mañana para el aikidoka. aunque tampoco fue la peor.
abril 09, 2007
no es ni de cerca la primera (ni la peor) lesión que sufre el aikidoka durante su vida. ya sea originadas por el aikido o bien por cualquier otra circunstancia. sin embargo, nunca ha dejado de sorprenderse ante la capacidad del cuerpo (de la capacidad de la vida en sí misma) de regenerarse. los tendones, los ligamentos, los músculos, van volviendo a su (com)posición original.
el aikidoka no ha estado ajeno a este proceso. un proceso en el que no sólo sus ligamentos dañados se han regenerado, sino también su espíritu y su disposición. con los días la rabia dio paso a la templanza, la ansiedad dio paso a la calma.
el atento lector habrá notado que, más allá de la lesión, se habían dado ciertas situaciones que estaban afectando la sana práctica del aikidoka. bueno, los días han permitido también despejar la incomodidad y disponer al aikidoka para volver al tatami atento, como siempre, pero también tan abierto y liviano como ha intentado hacerlo siempre.
claro, también está el asunto de los exámenes, que el aprendiz no pudo rendir debido a este pequeña lesión. pero el asiduo lector ya sabe que el aikidoka no siente una obsesión por subir de grados y una vez más el aprendiz acepta que cada uno tiene sus tiempos y que las lesiones que surgen al camino también forman parte de ese tiempo que hay que respetar. por lo demás, lo que quede por delante para rendir su primer examen, le permitirá al aikidoka profundizar las técnicas requeridas.
por último, mientras decantaba la lesión (mientras los tendones se regeneraban) el aikidoka tuvo tiempo también para pensar en el momento exacto del incidente. en ese aspecto también las cosas han decantado. porque si bien al principio el aprendiz pensaba que las responsabilidades en el incidente eran compartidas entre uke y nage (nage porque quizás improvisó una técnica para la cual no estaba técnicamente capacitado frente a un aprendiz. uke por haber estado desprevenido), ahora el aikidoka piensa que no importa buscar las responsabilidades del incidente, sino grabarse a fuego una importante lección: el último ukemi (el último segundo de la práctica) es tan importante como el primero, o como el del medio y por lo tanto la disposición, la atención, la concentración, la respiración no debe soltarse sino hasta el final, hasta el segundo aplauso frente al kamiza, en el que el cuerpo devuelve la energía a la vía láctea.
hoy, tras algunas sesiones de acupuntura (tras ingerir algunas cápsulas homeopáticas) el aikidoka fue dado de alta. su intención es incorporarse este mismo miércoles a las prácticas.
el aikidoka no ha estado ajeno a este proceso. un proceso en el que no sólo sus ligamentos dañados se han regenerado, sino también su espíritu y su disposición. con los días la rabia dio paso a la templanza, la ansiedad dio paso a la calma.
el atento lector habrá notado que, más allá de la lesión, se habían dado ciertas situaciones que estaban afectando la sana práctica del aikidoka. bueno, los días han permitido también despejar la incomodidad y disponer al aikidoka para volver al tatami atento, como siempre, pero también tan abierto y liviano como ha intentado hacerlo siempre.
claro, también está el asunto de los exámenes, que el aprendiz no pudo rendir debido a este pequeña lesión. pero el asiduo lector ya sabe que el aikidoka no siente una obsesión por subir de grados y una vez más el aprendiz acepta que cada uno tiene sus tiempos y que las lesiones que surgen al camino también forman parte de ese tiempo que hay que respetar. por lo demás, lo que quede por delante para rendir su primer examen, le permitirá al aikidoka profundizar las técnicas requeridas.
por último, mientras decantaba la lesión (mientras los tendones se regeneraban) el aikidoka tuvo tiempo también para pensar en el momento exacto del incidente. en ese aspecto también las cosas han decantado. porque si bien al principio el aprendiz pensaba que las responsabilidades en el incidente eran compartidas entre uke y nage (nage porque quizás improvisó una técnica para la cual no estaba técnicamente capacitado frente a un aprendiz. uke por haber estado desprevenido), ahora el aikidoka piensa que no importa buscar las responsabilidades del incidente, sino grabarse a fuego una importante lección: el último ukemi (el último segundo de la práctica) es tan importante como el primero, o como el del medio y por lo tanto la disposición, la atención, la concentración, la respiración no debe soltarse sino hasta el final, hasta el segundo aplauso frente al kamiza, en el que el cuerpo devuelve la energía a la vía láctea.
hoy, tras algunas sesiones de acupuntura (tras ingerir algunas cápsulas homeopáticas) el aikidoka fue dado de alta. su intención es incorporarse este mismo miércoles a las prácticas.
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