mucho tiempo había pasado desde la última vez que el aikidoka había tenido una práctica bajo las instrucciones de sensei, quien al llegar al dojo, reflexionó sobre los pocos días que le quedan a los alumnos matutinos para disfrutar de estas prácticas con luz de mañana, cuando se ha hecho completamente el día.
la práctica de hoy tuvo también como eje tainoenka, ejercicio que guiado por sensei le resultó al aikidoka mucho más fácil de comprender (lo que no es lo mismo que poner en práctica).
y es que a diferencia de lo percibido en la práctica anterior, tainoenka no consiste en dibujar un semicírculo con el pie por detrás de uke, sino simplemente en realizar irimi y tenkan. claro que lo de "simplemente" es sólo un decir, porque ya se sabe que para el aikidoka ninguno de los ejercicios realizados sobre el tatami podría tildarse de simple.
sensei explicó que tainoenka es un ejercicio muy poderoso, en el que nage debe tomar la posición de uke.
y así, sobre la base de tainoenka, la práctica se fue adentrando por los caminos de kokiunage e ikkyo, caminos que, como ya se sabe, son insondables.
terminada la práctica y debido al no desdeñable número de asistentes a la misma, el aikidoka se quedó sin escoba con qué barrer el tatami.
al verlo, uno de los sempai le pidió ayuda para limpiar los bordes de las ventanas del dojo.
una gran cantidad de polvo se había acumulado en esos marcos. polvo que el aikidoka fue barriendo con un paño amarillo, formando a su paso grandes motas de polvo. de entre ellas, una polilla agonizante que va a caer justo sobre el pie derecho del aikidoka antes de expirar.
septiembre 29, 2006
septiembre 27, 2006
acostumbrado ya al clima templado que ha traído la primavera a esta parte del planeta, la baja temperatura de esta mañana tomó por total sorpresa al aikidoka.
no se trataba realmente de una temperatura extremadamente baja, pero bastante menor, si se la compara con las agradables temperaturas matutinas de los últimos días.
la sorpresa fue tal, que incluso después de algunos minutos de precalentamiento, el aikidoka no lograba entrar en calor, y al hacer girar los brazos ampliamente, se colaban mínimas ráfagas de aire frío por los pliegues de su keikogi, provocándole leves escalofríos.
cuando el aprendiz consiguió por fin entibiar su cuerpo, pudo enfocarse en la práctica que proponía el sempai esta mañana, la que estaba centrada en dos movimientos: tainoenka y kochinage.
es más que una técnica, tainoenka es, según el sempai, un ejercicio de desplazamiento, en el que nage, tomado de la muñeca por uke, debe simplemente dibujar un semicírculo con su pie por detrás de uke y luego girar sus caderas en 180º para quedar ahí, con los brazos hacia el frente, las manos abiertas y generosas con las palmas de las manos buscando el cielo.
primero el sempai indicó realizar este ejercicio en suwari waza, modalidad en la que el aikidoka no se sintió del todo cómodo, para luego realizar la misma técnica de pie (y entonces el aikidoka pudo dibujar con mayor fluidez).
fue sutil y a la vez hermosa la forma como la práctica fue mutando desde tainoenka hasta kochinage. de hecho el aikidoka podría decir que prácticamente no se dio cuenta en qué momento se vio con su abdomen sobre la espalda de un sempai que le decía "apunta tu cabeza hacia el pecho y luego desenróllate" y al segundo siguiente el aikidoka estaba golpeando fuertemente el tatami en yoko ukemi.
al aikidoka le resulta una grata experiencia la sensación que le produce realizar kochinage. sobre todo de uke. el momento del giro, de la caída en apariencia fuerte, pero en realidad amortiguada y fluida. claro que no es una técnica que el aikidoka maneje (¿hay alguna ténica que el aikidoka maneje realmente?), por lo que la mayoría de las veces las caídas no fueron ni bien amortiguadas ni fluidas.
de todas formas, y a pesar de que el aikidoka no derramó una sola gota de sudor (cosa rara en el aikidoka, que es de metabolismo sudoroso), se trató de una práctica interesantísima, en la que la mutación, la flexibilidad y la pérdida del miedo tuvieron roles fundamentales.
no se trataba realmente de una temperatura extremadamente baja, pero bastante menor, si se la compara con las agradables temperaturas matutinas de los últimos días.
la sorpresa fue tal, que incluso después de algunos minutos de precalentamiento, el aikidoka no lograba entrar en calor, y al hacer girar los brazos ampliamente, se colaban mínimas ráfagas de aire frío por los pliegues de su keikogi, provocándole leves escalofríos.
cuando el aprendiz consiguió por fin entibiar su cuerpo, pudo enfocarse en la práctica que proponía el sempai esta mañana, la que estaba centrada en dos movimientos: tainoenka y kochinage.
es más que una técnica, tainoenka es, según el sempai, un ejercicio de desplazamiento, en el que nage, tomado de la muñeca por uke, debe simplemente dibujar un semicírculo con su pie por detrás de uke y luego girar sus caderas en 180º para quedar ahí, con los brazos hacia el frente, las manos abiertas y generosas con las palmas de las manos buscando el cielo.
primero el sempai indicó realizar este ejercicio en suwari waza, modalidad en la que el aikidoka no se sintió del todo cómodo, para luego realizar la misma técnica de pie (y entonces el aikidoka pudo dibujar con mayor fluidez).
fue sutil y a la vez hermosa la forma como la práctica fue mutando desde tainoenka hasta kochinage. de hecho el aikidoka podría decir que prácticamente no se dio cuenta en qué momento se vio con su abdomen sobre la espalda de un sempai que le decía "apunta tu cabeza hacia el pecho y luego desenróllate" y al segundo siguiente el aikidoka estaba golpeando fuertemente el tatami en yoko ukemi.
al aikidoka le resulta una grata experiencia la sensación que le produce realizar kochinage. sobre todo de uke. el momento del giro, de la caída en apariencia fuerte, pero en realidad amortiguada y fluida. claro que no es una técnica que el aikidoka maneje (¿hay alguna ténica que el aikidoka maneje realmente?), por lo que la mayoría de las veces las caídas no fueron ni bien amortiguadas ni fluidas.
de todas formas, y a pesar de que el aikidoka no derramó una sola gota de sudor (cosa rara en el aikidoka, que es de metabolismo sudoroso), se trató de una práctica interesantísima, en la que la mutación, la flexibilidad y la pérdida del miedo tuvieron roles fundamentales.
septiembre 25, 2006
antes de referirse a la práctica de esta mañana, el aikidoka debería referirse a la práctica sabatina. pero después de unos instants de reflexión, prefiere no hacerlo y sigue de largo hasta la de esta mañana. pero no porque la del sábado se haya tratado de una práctica intrascendente o poco interesante, sino por todo lo contrario.
entonces mejor seguir con la de hoy, la que, por cierto también fue de un hondo interés para el aikidoka.
con la llegada de la primavera, y por motivos manejados por el azar, el aikidoka se encontró esta mañana con nuevas caras sobre el tatami. aikidokas de alto rango que ya sea por el clima, notoriamente más templado, o por motivos laborales, han empezado a asistir a la práctica de la mañana. humanos gentiles e inteligentes, que siempre son bienvenidos y de los que el aikidoka siempre aprende cosas nuevas.
la de hoy fue una práctica en la que se aplicó una máxima que resume fielmente la filosofía de vida del aikidoka: no importa el punto final, sino los pasos que se van dando para llegar a él. esto, a juicio del aikidoka, puede aplicarse sobre el tatami, pero también en la vida diaria.
en el caso de la práctica, a partir de un ataque en el que uke tomaba el keikogi y aplicaba chomenuchi, nage respondía con ikkio omotte y luego iriminage y luego tenchinage y luego kotegaeshi y luego otras técnicas de las cuales el aikidoka desconoce su nombre.
el sempai hizo especial hincapié en que nage se enfocara en cada una de las técnicas que describían este camino hasta el final. eran varias técnicas concatenadas una detrás de otra.
de hecho, a partir del primer movimiento (ikkyo omotte), se fueron sumando las otras y al final de la práctica el sempai ordenó que nage podía teminar la técnica cuando le pareciera adecuado.
una bella práctica, que fue un fiel reflejo de la luminosidad distinta que ha traído el sol con la llegada de la primavera.
entonces mejor seguir con la de hoy, la que, por cierto también fue de un hondo interés para el aikidoka.
con la llegada de la primavera, y por motivos manejados por el azar, el aikidoka se encontró esta mañana con nuevas caras sobre el tatami. aikidokas de alto rango que ya sea por el clima, notoriamente más templado, o por motivos laborales, han empezado a asistir a la práctica de la mañana. humanos gentiles e inteligentes, que siempre son bienvenidos y de los que el aikidoka siempre aprende cosas nuevas.
la de hoy fue una práctica en la que se aplicó una máxima que resume fielmente la filosofía de vida del aikidoka: no importa el punto final, sino los pasos que se van dando para llegar a él. esto, a juicio del aikidoka, puede aplicarse sobre el tatami, pero también en la vida diaria.
en el caso de la práctica, a partir de un ataque en el que uke tomaba el keikogi y aplicaba chomenuchi, nage respondía con ikkio omotte y luego iriminage y luego tenchinage y luego kotegaeshi y luego otras técnicas de las cuales el aikidoka desconoce su nombre.
el sempai hizo especial hincapié en que nage se enfocara en cada una de las técnicas que describían este camino hasta el final. eran varias técnicas concatenadas una detrás de otra.
de hecho, a partir del primer movimiento (ikkyo omotte), se fueron sumando las otras y al final de la práctica el sempai ordenó que nage podía teminar la técnica cuando le pareciera adecuado.
una bella práctica, que fue un fiel reflejo de la luminosidad distinta que ha traído el sol con la llegada de la primavera.
septiembre 20, 2006
exactos siete días después de su última práctica, esta tarde el aikidoka se hizo presente en el dojo.
era la primera vez en mucho tiempo que el aikidoka asistía a una práctica vespertina (si mal no recuerda, desde aquella fatídica práctica en la que sufrió una lesión muscular).
como llegó con antelación a la hora de la práctica, el aikidoka (que disfrutó de sobre manera el reencuentro de sus pies descalzos sobre el tatami), se sentó a esperar en seiza que el sempai diera la partida a la práctica.
mientras el resto de los asistentes realizaban complejos ejercicios de elongación o bien conversaban distendidamente sobre diversos temas, el aikidoka simplemente estaba ahí, en seiza, respirando profundo y guardando silencio (aunque en realidad se debería decir dejando salir el silencio desde su cuerpo).
como ya fue dicho, fueron siete días de inactividad física (no así de actividad cerebral), los que se hicieron sentir desde el primer minuto.
la práctica la dirigió un sempai con el que el aikidoka nunca había practicado. y en efecto fue una práctica llena de sorpresas. partiendo por el precalentamiento, en el que el sempai ordenó mae ukemis largos, cortos y cruzados. igualmente ushiro ukemis, y otros ejercicios que el aikidoka nunca había realizado, pero que resultaron altamente estimulantes.
la práctica en sí misma estuvo centrada en un mismo ataque: uke tomaba la muñeca de nage con las dos manos y nage realizaba indistintamente, iriminage, kokiunage y otras proyecciones.
el aikidoka alternó de forma amena con practicantes de alto rango y otros de menor rango. ninguno, sin duda, de menor rango que el aikidoka, quien ostenta orgulloso el rango de mo kyu, es decir, que no posee rango alguno.
ya un poco antes de la mitad de la práctica, el aikidoka comenzó a sentir los siete días de inactividad física. no sólo estaba realmente exhausto, sino que además sediento, casi al borde de la deshidratación.
a esto se sumaba el hecho de que había almorzado tarde, por lo que de vez en cuando el aikidoka se veía impelido por su sistema digestivo a soltar desagradables flatulencias que le recordaban su almuerzo (un churrasco de filete con palta y mayonesa en marraqueta y una porción de patatas fritas).
a medida que se adentraba en la práctica, a medida que su cansancio y su sed se iban acrecentando, el aikidoka fue perdiendo concentración, lo que a se vez derivó en que su cuerpo se fue rigidizando. así, en vez de que la energía brotara desde su centro, ésta brotaba desde sus tiesas extremidades.
a pesar de todo ello, el aikidoka terminó la práctica dignamente y con la cabeza en alto.
a la salida, el aikidoka se zampó dos botellas completas de bebida isotónica.
mientras daba tragos largos a esa botella de boca ancha, el aikidoka, exhausto, pensaba: qué bien se siente estar de vuelta.
era la primera vez en mucho tiempo que el aikidoka asistía a una práctica vespertina (si mal no recuerda, desde aquella fatídica práctica en la que sufrió una lesión muscular).
como llegó con antelación a la hora de la práctica, el aikidoka (que disfrutó de sobre manera el reencuentro de sus pies descalzos sobre el tatami), se sentó a esperar en seiza que el sempai diera la partida a la práctica.
mientras el resto de los asistentes realizaban complejos ejercicios de elongación o bien conversaban distendidamente sobre diversos temas, el aikidoka simplemente estaba ahí, en seiza, respirando profundo y guardando silencio (aunque en realidad se debería decir dejando salir el silencio desde su cuerpo).
como ya fue dicho, fueron siete días de inactividad física (no así de actividad cerebral), los que se hicieron sentir desde el primer minuto.
la práctica la dirigió un sempai con el que el aikidoka nunca había practicado. y en efecto fue una práctica llena de sorpresas. partiendo por el precalentamiento, en el que el sempai ordenó mae ukemis largos, cortos y cruzados. igualmente ushiro ukemis, y otros ejercicios que el aikidoka nunca había realizado, pero que resultaron altamente estimulantes.
la práctica en sí misma estuvo centrada en un mismo ataque: uke tomaba la muñeca de nage con las dos manos y nage realizaba indistintamente, iriminage, kokiunage y otras proyecciones.
el aikidoka alternó de forma amena con practicantes de alto rango y otros de menor rango. ninguno, sin duda, de menor rango que el aikidoka, quien ostenta orgulloso el rango de mo kyu, es decir, que no posee rango alguno.
ya un poco antes de la mitad de la práctica, el aikidoka comenzó a sentir los siete días de inactividad física. no sólo estaba realmente exhausto, sino que además sediento, casi al borde de la deshidratación.
a esto se sumaba el hecho de que había almorzado tarde, por lo que de vez en cuando el aikidoka se veía impelido por su sistema digestivo a soltar desagradables flatulencias que le recordaban su almuerzo (un churrasco de filete con palta y mayonesa en marraqueta y una porción de patatas fritas).
a medida que se adentraba en la práctica, a medida que su cansancio y su sed se iban acrecentando, el aikidoka fue perdiendo concentración, lo que a se vez derivó en que su cuerpo se fue rigidizando. así, en vez de que la energía brotara desde su centro, ésta brotaba desde sus tiesas extremidades.
a pesar de todo ello, el aikidoka terminó la práctica dignamente y con la cabeza en alto.
a la salida, el aikidoka se zampó dos botellas completas de bebida isotónica.
mientras daba tragos largos a esa botella de boca ancha, el aikidoka, exhausto, pensaba: qué bien se siente estar de vuelta.
septiembre 13, 2006
conciente de que la práctica de hoy sería la última en al menos una semana, el aikidoka se apareció por el tatami especialmente enfocado y dispuesto a dar todo de sí (como siempre pero más).
el precalentamiento fue intenso. por momentos el aikidoka pensó que el sempai sabía que sería su última práctica en una semana, y que por ello había decidido darle intensidad.
pero se trató sólo del precalentamiento porque la práctica fue más bien relajada en términos físicos. no así en términos conceptuales.
la práctica de hoy estuvo centrada en ejercicios en zuwari waza. básicamente ikkyo. y si bien zuwari waza impone exigencias mayores para las piernas y empeines, el mayor obstáculo en este caso fue intentar resolver el enigma que nos propuso el sempai al realizar ikkyo. y este era que había que levantar la rodilla cruzada al momento de recibir a uke y prolongar su línea de ataque.
la posición no era cómoda para el aikidoka, así como tampoco lo era para otros sempais presentes en la práctica, quienes así se lo hicieron ver al sempai que guiaba la práctica. éste, muy sabiamente, dijo que había que intentar resolver el puzzle practicando, porque él no tenía la respuesta.
de hecho el ejercicio gatilló dudas y propuestas que se fueron poniendo a prueba durante la práctica.
fue durante ese trance que el aikidoka tuvo conciencia de su centro como quizás nunca antes la había tenido. claro que fue una sensación fugaz, que se disipó rápidamente, pero que dejó al aikidoka con ganas de más.
el trabajo en zuwari waza es en especial agotador, sobre todo para las piernas, que deben estar permanentemente flectadas, pero a juicio del aikidoka, la práctica fue en términos generales suave.
de hecho, al final, y a pesar de no ser viernes, el aikidoka pensó hacer atokeiko, pero no lo hizo.
el precalentamiento fue intenso. por momentos el aikidoka pensó que el sempai sabía que sería su última práctica en una semana, y que por ello había decidido darle intensidad.
pero se trató sólo del precalentamiento porque la práctica fue más bien relajada en términos físicos. no así en términos conceptuales.
la práctica de hoy estuvo centrada en ejercicios en zuwari waza. básicamente ikkyo. y si bien zuwari waza impone exigencias mayores para las piernas y empeines, el mayor obstáculo en este caso fue intentar resolver el enigma que nos propuso el sempai al realizar ikkyo. y este era que había que levantar la rodilla cruzada al momento de recibir a uke y prolongar su línea de ataque.
la posición no era cómoda para el aikidoka, así como tampoco lo era para otros sempais presentes en la práctica, quienes así se lo hicieron ver al sempai que guiaba la práctica. éste, muy sabiamente, dijo que había que intentar resolver el puzzle practicando, porque él no tenía la respuesta.
de hecho el ejercicio gatilló dudas y propuestas que se fueron poniendo a prueba durante la práctica.
fue durante ese trance que el aikidoka tuvo conciencia de su centro como quizás nunca antes la había tenido. claro que fue una sensación fugaz, que se disipó rápidamente, pero que dejó al aikidoka con ganas de más.
el trabajo en zuwari waza es en especial agotador, sobre todo para las piernas, que deben estar permanentemente flectadas, pero a juicio del aikidoka, la práctica fue en términos generales suave.
de hecho, al final, y a pesar de no ser viernes, el aikidoka pensó hacer atokeiko, pero no lo hizo.
septiembre 11, 2006
a pesar de que pudo haberlo hecho, porque tuvo el tiempo disponible para ello, el aikidoka prefirió no realizar cortes con el bokken (hábito que no ha vuelto a repetir, a pesar de lo que le gusta hacerlo), y en cambio simplemente se posó sobre el tatami y lo recorrió caminando. hizo un par de ushiro ukemis, sopló una mosca que yacía muerta sobre el tatami y luego se sentó frente a la imagen de o sensei a esperar a que el sempai abriera la clase.
quizás fue ese hecho, (el hecho de haber sido el primero en alinearse a la espera de que se abriera la práctica) el que motivó al sempai a escoger al aikidoka en la demostración del primer ejercicio que consistía en tomada de muñeca paralela, para que luego nage entrara con irimi y luego realizara kaiten, para elongar hacia atrás el cuerpo de uke.
toda la práctica consistió en variantes de ese ejercicio. incluso al momento de tomar el shoto, como lo indicó el sempai, para realizar chomen para que nage abriera el ángulo para estirar en la medida de lo posible el cuerpo de uke.
en esta parte de la práctica, el aikidoka, tanto de uke como de nage, debió dar varias vueltas en círculo sobre el tatami, lo que le provocó serios mareos los que se extendieron más de lo que el aikidoka hubiera querido, pero que no impidieron que continuara la práctica con su habitual entrega.
al poco andar, uno de los asistentes a la práctica debió partir. lo mismo que el propio sempai, quien dejó a otro sempai a cargo de la práctica.
ese fue el punto de inflexión de la práctica de hoy. la práctica se tornó más activa, más intensa, pero quizás más confusa y menos efectiva.
sobre todo cuando el aikidoka debió realizar técnicas que nunca había realizado, como por ejemplo, iriminage desde el piso.
sólo dos practicantes, aparte del sempai suplente dieron por cerrada la práctica de esta mañana, la cual se realizó a una agradable temperatura, bajo un cielo gris, amenazante de lluvia.
quizás fue ese hecho, (el hecho de haber sido el primero en alinearse a la espera de que se abriera la práctica) el que motivó al sempai a escoger al aikidoka en la demostración del primer ejercicio que consistía en tomada de muñeca paralela, para que luego nage entrara con irimi y luego realizara kaiten, para elongar hacia atrás el cuerpo de uke.
toda la práctica consistió en variantes de ese ejercicio. incluso al momento de tomar el shoto, como lo indicó el sempai, para realizar chomen para que nage abriera el ángulo para estirar en la medida de lo posible el cuerpo de uke.
en esta parte de la práctica, el aikidoka, tanto de uke como de nage, debió dar varias vueltas en círculo sobre el tatami, lo que le provocó serios mareos los que se extendieron más de lo que el aikidoka hubiera querido, pero que no impidieron que continuara la práctica con su habitual entrega.
al poco andar, uno de los asistentes a la práctica debió partir. lo mismo que el propio sempai, quien dejó a otro sempai a cargo de la práctica.
ese fue el punto de inflexión de la práctica de hoy. la práctica se tornó más activa, más intensa, pero quizás más confusa y menos efectiva.
sobre todo cuando el aikidoka debió realizar técnicas que nunca había realizado, como por ejemplo, iriminage desde el piso.
sólo dos practicantes, aparte del sempai suplente dieron por cerrada la práctica de esta mañana, la cual se realizó a una agradable temperatura, bajo un cielo gris, amenazante de lluvia.
septiembre 08, 2006
ya era completamente de día cuando el aikidoka llegó al dojo esta mañana, y comprendió que aunque el hecho de empezar una práctica de noche y que amanezca durante la práctica es una sensación muy estimulante, el hecho de que sea de día antes de empezar, le inyecta a la práctica una calidez especial.
quizás fue esa calidez (a pesar de que la temperatura era baja) la que permitió que el aikidoka se entregara en una práctica más que digna. una práctica en la que sensei comenzó con una técnia en apariencia simple, pero que ocultaba enorme dificultad para que resultara algo fluído.
de esa manera, el comienzo de la práctica no fue fácil para el aikidoka, pero a medida que se fue adentrando en ella, consiguió algo de confianza, y terminó desplegando una presentación aceptable.
lo avala el hecho de que el aikidoka practicó una o dos veces con sensei y con un sempai, y ninguno de los dos le hizo ver errores del aikidoka al momento de desplegar la técnica, lo cual dejó muy contento al aprendiz. después de todo, quizás algo se está aprendiendo, se dijo para sí.
en otro plano, antes de la práctica el aikidoka tenía pensado que al final, al momento de hacer el círculo frente a la kamiza, intentaría resolver algunas dudas con respecto al examen (al que el aikidoka asisitó sólo como espectador) del pasado fin de semana.
el aikidoka quería hacer básicamente tres preguntas:
1- ¿por qué ese sábado había dos aikidokas que aspiraban a 4º kyu pero sólo uno de ellos tenía hakama? ¿se puede prescindir de la hakama?
2- ¿no sería mejor que sensei y cada uno de los sempais que formaron la comisión examinadora fueran ellos mismos ukes de los aspirantes a nuevos grados? ¿no es mejor sentir la forma como se maneja un aikidoka para evaluarlo que sólo mirarlo realizar la técnica?
3- ¿no hubiera sido mejor que las respuestas incorrectas a las preguntas que hizo el sensei a los aspirantes a 6ºkyu (que hubo varias incorrectas) hubieran sido respondidas de manera correcta por sensei, de manera de no mal informar a las personas presentes que pudieron haberse quedado con conceptos erróneos?
a pesar de que el aikidoka había estado dándole vueltas a estas preguntas durante la semana, finalmente ni hizo ninguna. simplemente esperó con sumisión y respeto su momento de realizar atokeiko.
a diferencia de otras veces, atokeiko fue bien soportado por el aikidoka. de hecho, más que soportado, se podría decir que lo supo sobrellevar de manera más que aceptable.
seguramente algo tuvo que ver en eso la práctica de antes de ayer. o quizás no.
quizás fue esa calidez (a pesar de que la temperatura era baja) la que permitió que el aikidoka se entregara en una práctica más que digna. una práctica en la que sensei comenzó con una técnia en apariencia simple, pero que ocultaba enorme dificultad para que resultara algo fluído.
de esa manera, el comienzo de la práctica no fue fácil para el aikidoka, pero a medida que se fue adentrando en ella, consiguió algo de confianza, y terminó desplegando una presentación aceptable.
lo avala el hecho de que el aikidoka practicó una o dos veces con sensei y con un sempai, y ninguno de los dos le hizo ver errores del aikidoka al momento de desplegar la técnica, lo cual dejó muy contento al aprendiz. después de todo, quizás algo se está aprendiendo, se dijo para sí.
en otro plano, antes de la práctica el aikidoka tenía pensado que al final, al momento de hacer el círculo frente a la kamiza, intentaría resolver algunas dudas con respecto al examen (al que el aikidoka asisitó sólo como espectador) del pasado fin de semana.
el aikidoka quería hacer básicamente tres preguntas:
1- ¿por qué ese sábado había dos aikidokas que aspiraban a 4º kyu pero sólo uno de ellos tenía hakama? ¿se puede prescindir de la hakama?
2- ¿no sería mejor que sensei y cada uno de los sempais que formaron la comisión examinadora fueran ellos mismos ukes de los aspirantes a nuevos grados? ¿no es mejor sentir la forma como se maneja un aikidoka para evaluarlo que sólo mirarlo realizar la técnica?
3- ¿no hubiera sido mejor que las respuestas incorrectas a las preguntas que hizo el sensei a los aspirantes a 6ºkyu (que hubo varias incorrectas) hubieran sido respondidas de manera correcta por sensei, de manera de no mal informar a las personas presentes que pudieron haberse quedado con conceptos erróneos?
a pesar de que el aikidoka había estado dándole vueltas a estas preguntas durante la semana, finalmente ni hizo ninguna. simplemente esperó con sumisión y respeto su momento de realizar atokeiko.
a diferencia de otras veces, atokeiko fue bien soportado por el aikidoka. de hecho, más que soportado, se podría decir que lo supo sobrellevar de manera más que aceptable.
seguramente algo tuvo que ver en eso la práctica de antes de ayer. o quizás no.
septiembre 06, 2006
hoy lo que parecía que iba a ser una plácida y reposada práctica basada en ejercicios de respiración, terminó siendo un torbellino que obligó una vez más al aikidoka a exigir al máximo sus capacidades.
el comienzo, como ya está dicho, fue bastante suave: principalmente kokiu ho y algunas variaciones con respecto a este ejercicio de respiración. pero de a poco y sin que el aikidoka lograra percibirlo, la prática fue aumentando en intensidad.
el aikidoka recién reparó en ello cuando fue invitado por el sempai a ser uke en la demostración de una técnica. más bien en la precisión de una técnica. el sempai quería remarcar la diferencia entre realizar una proyección empujando a uke y otra acompañándolo durante la técnica, haciendo sentir a uke la presencia de nage, que no precisa empujar para proyectar.
el sempai repitió en reiterades oportunidades la forma de no realizar el ejercicio (empujando para conseguir la proyección), de esta forma, más que mae ukemis, el aikidoka se daba fuertes costalazos contra el tatami.
el sempai repitió una y otra y otra vez la forma de cómo no realizar el ejercicio, lo que para el aikidoka fue algo así como un sorpresivo e inesperado atokeiko a la vena en mitad de la práctica.
varios aikidokas dejaron la práctica hoy antes del final. todos adujeron comprensibles obligaciones laborales. el aikidoka, en cambio, tiene la suerte de estar en una condición tal, que le permite quedarse hasta el final de la clase, y cerrarla con ese aplauso doble que al final ya no sólo es la conexión del cielo con la tierra, sino también un aplauso cerrado de agradecimiento.
el comienzo, como ya está dicho, fue bastante suave: principalmente kokiu ho y algunas variaciones con respecto a este ejercicio de respiración. pero de a poco y sin que el aikidoka lograra percibirlo, la prática fue aumentando en intensidad.
el aikidoka recién reparó en ello cuando fue invitado por el sempai a ser uke en la demostración de una técnica. más bien en la precisión de una técnica. el sempai quería remarcar la diferencia entre realizar una proyección empujando a uke y otra acompañándolo durante la técnica, haciendo sentir a uke la presencia de nage, que no precisa empujar para proyectar.
el sempai repitió en reiterades oportunidades la forma de no realizar el ejercicio (empujando para conseguir la proyección), de esta forma, más que mae ukemis, el aikidoka se daba fuertes costalazos contra el tatami.
el sempai repitió una y otra y otra vez la forma de cómo no realizar el ejercicio, lo que para el aikidoka fue algo así como un sorpresivo e inesperado atokeiko a la vena en mitad de la práctica.
varios aikidokas dejaron la práctica hoy antes del final. todos adujeron comprensibles obligaciones laborales. el aikidoka, en cambio, tiene la suerte de estar en una condición tal, que le permite quedarse hasta el final de la clase, y cerrarla con ese aplauso doble que al final ya no sólo es la conexión del cielo con la tierra, sino también un aplauso cerrado de agradecimiento.
septiembre 04, 2006
esta mañana el aikidoka se vio enfrentado a una de las peores luchas a las que puede verse enfrentado un aikidoka: el cansancio.
fue precisamente el cansancio el que lo hizo dudar. después de escuchar el despertador, el aikidoka, quien ha estado sometido a fuertes exigencias tanto físicas como sicológicas durante las últimas semanas, sintió que no sería capaz de levantarse.
es más, dominado por el cansancio (y la insensatez), dijo: no voy. pero a los pocos segundos reaccionó y decidió ir. decisión que el propio aikidoka agradeció una vez que estuvo sobre el tatami, esperando que el sempai diera por iniciada la práctica de esta mañana. y sobre todo al final, cuando la práctica llegó a su fin, y el aikidoka se sintió nuevamente despierto, vivo, recargado.
fue precisamente el cansancio el que lo hizo dudar. después de escuchar el despertador, el aikidoka, quien ha estado sometido a fuertes exigencias tanto físicas como sicológicas durante las últimas semanas, sintió que no sería capaz de levantarse.
es más, dominado por el cansancio (y la insensatez), dijo: no voy. pero a los pocos segundos reaccionó y decidió ir. decisión que el propio aikidoka agradeció una vez que estuvo sobre el tatami, esperando que el sempai diera por iniciada la práctica de esta mañana. y sobre todo al final, cuando la práctica llegó a su fin, y el aikidoka se sintió nuevamente despierto, vivo, recargado.
septiembre 01, 2006
el cerebro, el nervio óptico, el globo ocular, la pupila y el iris, el aire, el vapor de agua que sale de su cuerpo después de una práctica intensa, la ventana, las ramas de los árboles, el cielo azul estampado de gordas y grises nubes. en todo eso pensaba el aikidoka mientras miraba por la ventana con las piernas levantadas, los codos apoyados en el tatami y las manos en las caderas apoyando las piernas que se alzaban hacia el techo del dojo en posición vela.
el aikidoka intentaba recuperarse de una práctica que había resultado particularmente agotadora. a diferencia de otras veces, el aprendiz esta mañana sintió rápidamente el cansancio, a muy poco de comenzada la práctica, la que hoy estuvo centrada en diferentes formas de contrarrestar un ataque de tomada de muñeca cruzada y tomada de la otra muñeca por la espalda de nage.
la defensa contra ese ataque siempre le ha resultado compleja de realizar al aikidoka. abre demasiado los brazos al momento de alejar sus muñecas de uke, dejando su centro en precario equilibrio, dejando sus brazos a merced del atacante. quizás ahí radicó su prematuro agotamiento, al que de todas formas debió hacer frente para sacar adelante una sesión no poco compleja.
pero también una práctica que le prodigó gratos momentos, como ese en que durante un ejercicio, mientras estaba siendo sometido, con su cara contra el piso y mientras le hacían una palanca en el brazo, los rayos de sol bañaban generosamente su rostro.
tambié tuvo momentos menos gratos, como cuando enfrentando a un compañero como uke, éste no le soltaba la muñeca en momentos en que el aikidoka debía realizar mae ukemi, y el aikidoka caía duramente con la espalda recta sobre el tatami. de todas formas no se trató de un incidente que le provocara mayores inconvenientes.
durante la elongación y la meditación final fue que el aikidoka experimentó ese momento epifánico narrado al principio. y depués: atokeiko.
tomando en cuenta el cansancio que sintió al principio, y que lo tuvo a medio filo durante toda la práctica, el aikidoka sabía que atokeiko sería más extenuante que otras veces. y lo fue. una explosión de cansancio que obligó al aikidoka a llegar al límite de sus capacidades.
durante atokeiko sensei le indicó al aprendiz que no se encogiera tanto al momento de realizar mae ukemi, que extendiera más sus piernas al momento de caer. y así lo hizo el aikidoka, sintiendo mayor plasticidad de su cuerpo al hacerlo de ese modo.
claro, la diferencia está es que en atokeiko sensei no usa hakama, lo que esfuma el miedo (que persiste en el inconciente del aikidoka) a quedar enganchado con la hakama como la ha ocurrido en dos oportunidades (una de las cuales provocó esa lesión en el aductor izquierdo).
tras atokeiko, el aikidoka se sentó en seiza en un rincón del tatami a recuperar el aliento, lo cual le costó bastante.
a la salida del dojo el sol se ganaba su espacio entre las gruesas nubes e inundaba las calles de una intensa luminosidad.
el aikidoka intentaba recuperarse de una práctica que había resultado particularmente agotadora. a diferencia de otras veces, el aprendiz esta mañana sintió rápidamente el cansancio, a muy poco de comenzada la práctica, la que hoy estuvo centrada en diferentes formas de contrarrestar un ataque de tomada de muñeca cruzada y tomada de la otra muñeca por la espalda de nage.
la defensa contra ese ataque siempre le ha resultado compleja de realizar al aikidoka. abre demasiado los brazos al momento de alejar sus muñecas de uke, dejando su centro en precario equilibrio, dejando sus brazos a merced del atacante. quizás ahí radicó su prematuro agotamiento, al que de todas formas debió hacer frente para sacar adelante una sesión no poco compleja.
pero también una práctica que le prodigó gratos momentos, como ese en que durante un ejercicio, mientras estaba siendo sometido, con su cara contra el piso y mientras le hacían una palanca en el brazo, los rayos de sol bañaban generosamente su rostro.
tambié tuvo momentos menos gratos, como cuando enfrentando a un compañero como uke, éste no le soltaba la muñeca en momentos en que el aikidoka debía realizar mae ukemi, y el aikidoka caía duramente con la espalda recta sobre el tatami. de todas formas no se trató de un incidente que le provocara mayores inconvenientes.
durante la elongación y la meditación final fue que el aikidoka experimentó ese momento epifánico narrado al principio. y depués: atokeiko.
tomando en cuenta el cansancio que sintió al principio, y que lo tuvo a medio filo durante toda la práctica, el aikidoka sabía que atokeiko sería más extenuante que otras veces. y lo fue. una explosión de cansancio que obligó al aikidoka a llegar al límite de sus capacidades.
durante atokeiko sensei le indicó al aprendiz que no se encogiera tanto al momento de realizar mae ukemi, que extendiera más sus piernas al momento de caer. y así lo hizo el aikidoka, sintiendo mayor plasticidad de su cuerpo al hacerlo de ese modo.
claro, la diferencia está es que en atokeiko sensei no usa hakama, lo que esfuma el miedo (que persiste en el inconciente del aikidoka) a quedar enganchado con la hakama como la ha ocurrido en dos oportunidades (una de las cuales provocó esa lesión en el aductor izquierdo).
tras atokeiko, el aikidoka se sentó en seiza en un rincón del tatami a recuperar el aliento, lo cual le costó bastante.
a la salida del dojo el sol se ganaba su espacio entre las gruesas nubes e inundaba las calles de una intensa luminosidad.
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