esta mañana el aikidoka pudo disfrutar de una placentera práctica, sin sobresaltos, con un tatami despejado, donde había espacio suficiente y donde las cosas fluyeron claras como el agua.
luego de un intenso precalentamiento (óptimo para paliar la gélida y oscura mañana) se pasó a tai noenka, y luego tenchi nage y luego kokiu nage, intentando no utilizar las manos. lo cual es un asunto complejo, pero a la vez sumamente estimulante.
el aikidoka desplegó con moderada plasticidad mae y ushiro ukemis, rodando de aquí para allá, salpicando invisibles y rojísimas gotitas de la herida en su costado, que ya cicatriza (aunque no del todo).
hoy el aikidoka descubrió además que el pantalón de su keikogi a comenzado a romperse en las rodillas, lo que para el aprendiz es una señal de constancia y perseverancia. una pequeña herida de guerra que lo enorgullece más que la del lunes.
sin embargo han sido días difíciles, para qué negarlo. al mirar hacia el futuro, el aikidoka ve todo difuso.