existen dos consistentes motivos para que el aikidoka esté molesto esta mañana.
el primero, es que durante la práctica matutina de hoy, recibió una, a su juicio, injusta reprimenda por parte de sempai mientras practicaba con él (katate dori kokiu nage). el impasse se produjo precisamente cuando el aikidoka hacía de uke y al momento de tomar la muñeca de nage (en ai hanmi), realizaba un leve irimi, poniendo intención no sólo en la tomada, sino también entrando en el espacio de nage.
después de varias veces en que sempai (sin que el aikidoka se diera cuenta) había trabajado a contra pelo con el aprendiz, sempai sencillamente perdió la paciencia y exclamó: "quédate tranquilo, hombre!"
a diferencia de otras oportunidades, en que el aikidoka se ha guardado sus interrogantes, esta vez el aprendiz verbalizó sus dudas. y sempai le dijo que en esta técnica no era necesario entrar y bastaba con empuñar la muñeca de nage y mantener una posición estable y atenta. sempai se apuró en aclarar que también se podía hacer de la forma en que lo estaba haciendo el aikidoka en ese momento, pero que en ese caso, nage respondería de otra manera.
el aikidoka pensó que sempai tenía razón, pero también pensó que no la tenía.. en cualquier caso, pensó que sempai podría haber reaccionado de manera más receptiva ante el involuntario error de este aprendiz (en el caso de que hubiera se hubiera tratado de un error).
el segundo motivo por el cual el aikidoka está profundamente molesto esta mañana, es porque hacia el final de la práctica (era exactamente el último ukemi de una serie de treinta, antes de la elongación de cierre), el nage que estaba proyectando al aikidoka puso término a la serie realizando él mismo un ushiro ukemi con el que proyectó al aikidoka en un mae ukemi demasiado largo y rasante, que el aprendiz no alcanzó a absorver con propiedad, cayendo de lleno sobre su hombro izquierdo que se dobló y segúramente se esguinzó.
eso es al menos lo que siente el aprendiz. porque a medida que se ha ido enfriando su cuerpo el dolor en su hombro se siente con mayor intensidad.
el aikidoka tenía pensado ir hoy al dojo en doble jornada, pero el aprendiz ya está empezando a conocer su cuerpo y sabe que la inesperada y poco grata lesión es de cuidado, por lo mismo, sabe que tendrá que parar por al menos un par de semanas (si es que no son tres o cuatro), y tratarse con acupuntura (para lo cual ya ha agendado una hora).
por si esto fuera poco, la lesión impedirá que el aikidoka rinda su primer examen kyu, el cual estaba programado para este sábado.
es la segunda vez que el aprendiz no puede rendir su primer examen por lesión. pero es la primera vez que el aikidoka se había preparado a conciencia para ello.
¿no son estos suficientes motivos para que el aikidoka esté de pésimo humor esta mañana?
marzo 28, 2007
marzo 22, 2007
ayer en la mañana sonó el despertador, pero el aikidoka, que ha estado expuesto a una considerable carga de actividades desde que volvió de sus vacaciones, se quedó irremediablemente dormido.
fue por este motivo que el aprendiz decidió no perderse la práctica vespertina. una práctica en la que el aikidoka se sintió especialmente cómodo y a gusto.
fue una sensación difícil de explicar y que se sustenta en aspectos poco cuantificables, como por ejemplo, la grata sensación del keiko gi, que el aikidoka sintió que le calzaba a la perfección, mucho mejor que otras veces y que además se sentía suave y terso como nunca) o la gratísima temperatura ambiente, o la cálida sensación del tatami bajo sus pies, o la cordialidad reinante en el dojo (rasgo permanente, pero que esta vez el aikidoka sintió con mayor intensidad). en fin una serie de elementos que hicieron particularmente grata la práctica. tanto, que el el aikidoka sintió que el tiempo transcurrió con mayor velocidad que otras veces. fue como si hubieran pasado apenas algunos minutos entre el precalentamiento, la práctica misma (tenchi nage, kokyu nage y otros nages impronunciables para este aprendiz) y la elongación final.
en resumidas cuentas, una gratísima experiencia, que hace al aikidoka cada vez más aikidólico.
fue por este motivo que el aprendiz decidió no perderse la práctica vespertina. una práctica en la que el aikidoka se sintió especialmente cómodo y a gusto.
fue una sensación difícil de explicar y que se sustenta en aspectos poco cuantificables, como por ejemplo, la grata sensación del keiko gi, que el aikidoka sintió que le calzaba a la perfección, mucho mejor que otras veces y que además se sentía suave y terso como nunca) o la gratísima temperatura ambiente, o la cálida sensación del tatami bajo sus pies, o la cordialidad reinante en el dojo (rasgo permanente, pero que esta vez el aikidoka sintió con mayor intensidad). en fin una serie de elementos que hicieron particularmente grata la práctica. tanto, que el el aikidoka sintió que el tiempo transcurrió con mayor velocidad que otras veces. fue como si hubieran pasado apenas algunos minutos entre el precalentamiento, la práctica misma (tenchi nage, kokyu nage y otros nages impronunciables para este aprendiz) y la elongación final.
en resumidas cuentas, una gratísima experiencia, que hace al aikidoka cada vez más aikidólico.
marzo 19, 2007
sólo dos alumnos marcaron el pulso de la práctica de hoy: un sempai y el aikidoka (descontando por cierto al sempai instructor). una práctica que estuvo centrada básicamente en ikkio, que si bien se trata de la técnica básica, podría escribirse todo un libro con su práctica y evolución.
en este caso (en este dojo) ikkio busca absorver el ataque de uke (en este caso chomen uchi) y elevar el brazo del atacante para "tomarle el centro", es decir llevarlo a un punto en el que pierde su punto de apoyo y por tanto la plataforma para entrar. "tomar el centro". el aikidoka se quedó pensando en el término y le pareció que el término es similar al que usan en algunas películas de guerra. "tomar el centro" sería como "tomar el cuartel general" o "tomar el control de la ciudad". y es que al tomar el centro o hacer atravesar a uke el límite que divide al equilibrio y al desequilibrio, equivale a anular su ataque.
durante la práctica de hoy, el sempai/alumno se mostró particularmente intenso y persistente, sobre todo en el papel de uke, resistiéndose en reiteradas oportunidades a las técnicas (febles, por supuesto) que aplicaba sobre él el aikidoka, e incluso en muchas oportunidades apelando a una contratécnica, la que terminaba con el aikidoka en el suelo.
llegado a este punto, el aikidoka acaba de recordar que no se ha referido a la práctica del sábado y tampoco a la del viernes, por lo que no perderá esta oportunidad:
la práctica del viernes supuestamente iba a ser el primer cruce del aikidoka con sensei en mucho tiempo (por lo menos en un mes y medio), pero no lo fue. de hecho, fue casi lo contrario, ya que se trató de la primera práctica que entregaba un sempai, un compañero de tantas batallas.
y la práctica reflejó a cabalidad la actitud de este sempai sobre el tatami. fuerza, intensidad, alta exigencia física y un gran respeto por el compañero. tampoco faltó una interesante cuota de humor. con decir que no habían pasado más de tres minutos de precalentamiento y el aikidoka ya tenía su keiko gi empapado.
uno de los rasgos característicos de este sempai es su constante interés por llevar las técnicas a situaciones de combate fuera del tatami. a este sempai no le van las prácticas conceptuales, ni sensoriales ni introspectivas, sino las prácticas enérgicas y efectivas. y así fue la primera práctica que dictó. sin ir más lejos, fue la primera vez que el aikidoka debió practicas aplicando ya no un yodan tsuki al rostro, sino uno, dos, tres y cuatro, para recién en ese entonces aplicar irimi nage omote (o recibirlo en el caso de uke).
fue el viernes que el aikidoka comprobó que le queda muchísima práctica para lograr realizar ukemis al menos de manera estilizada. fue intentando realizar un ukemi alto (sempai puso un bokken casi a la altura de sus hombros para que el aikidoka lo salvara con mae ukemi) que el aikidoka aterrizó con la espalda recta, lo que le significó un fuerte dolor de espalda y de cuello. de todas formas fue una práctica que le gustó muchísimo al aikidoka, a quien por lo general le gusta sentirse exigido físicamente.
así las cosas, fue el sábado cuando el aikidoka se encontró con sensei después de tanto tiempo. una práctica sabatina (la primera después de sus vacaciones) en la que el aikidoka vio caras nuevas y otras conocidas y que estuvo basada íntegramente en una técnica cuyo nombre el aikidoka desconoce, pero que si tuviera que explicarla, sería de esta forma: a partir de kata te dori ai hanmi, nage aplica un atemi al rostro de uke con su mano libre. al elevar un poco el centro de gravedad de uke, nage pasa por debajo de su brazo (alejando lo más posible su brazo tomado del centro de uke y alejándolo aún más de su punto de equilibrio), para luego bajar el brazo tomado como un bokken y someter a uke que ha quedado enfrentado a nage, pero, si es que la técnica ha sido bien aplicada, incapaz de moverse.
fue una práctica en la que sensei destinó mucho tiempo para hablar. algo extraño en sensei, que es más bien un tipo de pocas (poquísimas) palabras. de todas maneras fueron palabras muy didácticas, en las que no sólo se refirió a las falencias que veía en algunos de los asistentes, sino también en las diferencias entre el daito ryu y el aikido. sensei se refirió a episodios en la vida de o sensei y en ciertos pasajes hizo reir a todos de buena gana.
terminada la práctica de hoy, sempai/compañero pidió disculpas por su actitud. dijo estar muy cansado y atribuyó a ello sentirse mal sobre el tatami.
el aikidoka se preguntó "¿y entonces por qué vino?", pero fue una pregunta que se guardó para sí.
en este caso (en este dojo) ikkio busca absorver el ataque de uke (en este caso chomen uchi) y elevar el brazo del atacante para "tomarle el centro", es decir llevarlo a un punto en el que pierde su punto de apoyo y por tanto la plataforma para entrar. "tomar el centro". el aikidoka se quedó pensando en el término y le pareció que el término es similar al que usan en algunas películas de guerra. "tomar el centro" sería como "tomar el cuartel general" o "tomar el control de la ciudad". y es que al tomar el centro o hacer atravesar a uke el límite que divide al equilibrio y al desequilibrio, equivale a anular su ataque.
durante la práctica de hoy, el sempai/alumno se mostró particularmente intenso y persistente, sobre todo en el papel de uke, resistiéndose en reiteradas oportunidades a las técnicas (febles, por supuesto) que aplicaba sobre él el aikidoka, e incluso en muchas oportunidades apelando a una contratécnica, la que terminaba con el aikidoka en el suelo.
llegado a este punto, el aikidoka acaba de recordar que no se ha referido a la práctica del sábado y tampoco a la del viernes, por lo que no perderá esta oportunidad:
la práctica del viernes supuestamente iba a ser el primer cruce del aikidoka con sensei en mucho tiempo (por lo menos en un mes y medio), pero no lo fue. de hecho, fue casi lo contrario, ya que se trató de la primera práctica que entregaba un sempai, un compañero de tantas batallas.
y la práctica reflejó a cabalidad la actitud de este sempai sobre el tatami. fuerza, intensidad, alta exigencia física y un gran respeto por el compañero. tampoco faltó una interesante cuota de humor. con decir que no habían pasado más de tres minutos de precalentamiento y el aikidoka ya tenía su keiko gi empapado.
uno de los rasgos característicos de este sempai es su constante interés por llevar las técnicas a situaciones de combate fuera del tatami. a este sempai no le van las prácticas conceptuales, ni sensoriales ni introspectivas, sino las prácticas enérgicas y efectivas. y así fue la primera práctica que dictó. sin ir más lejos, fue la primera vez que el aikidoka debió practicas aplicando ya no un yodan tsuki al rostro, sino uno, dos, tres y cuatro, para recién en ese entonces aplicar irimi nage omote (o recibirlo en el caso de uke).
fue el viernes que el aikidoka comprobó que le queda muchísima práctica para lograr realizar ukemis al menos de manera estilizada. fue intentando realizar un ukemi alto (sempai puso un bokken casi a la altura de sus hombros para que el aikidoka lo salvara con mae ukemi) que el aikidoka aterrizó con la espalda recta, lo que le significó un fuerte dolor de espalda y de cuello. de todas formas fue una práctica que le gustó muchísimo al aikidoka, a quien por lo general le gusta sentirse exigido físicamente.
así las cosas, fue el sábado cuando el aikidoka se encontró con sensei después de tanto tiempo. una práctica sabatina (la primera después de sus vacaciones) en la que el aikidoka vio caras nuevas y otras conocidas y que estuvo basada íntegramente en una técnica cuyo nombre el aikidoka desconoce, pero que si tuviera que explicarla, sería de esta forma: a partir de kata te dori ai hanmi, nage aplica un atemi al rostro de uke con su mano libre. al elevar un poco el centro de gravedad de uke, nage pasa por debajo de su brazo (alejando lo más posible su brazo tomado del centro de uke y alejándolo aún más de su punto de equilibrio), para luego bajar el brazo tomado como un bokken y someter a uke que ha quedado enfrentado a nage, pero, si es que la técnica ha sido bien aplicada, incapaz de moverse.
fue una práctica en la que sensei destinó mucho tiempo para hablar. algo extraño en sensei, que es más bien un tipo de pocas (poquísimas) palabras. de todas maneras fueron palabras muy didácticas, en las que no sólo se refirió a las falencias que veía en algunos de los asistentes, sino también en las diferencias entre el daito ryu y el aikido. sensei se refirió a episodios en la vida de o sensei y en ciertos pasajes hizo reir a todos de buena gana.
terminada la práctica de hoy, sempai/compañero pidió disculpas por su actitud. dijo estar muy cansado y atribuyó a ello sentirse mal sobre el tatami.
el aikidoka se preguntó "¿y entonces por qué vino?", pero fue una pregunta que se guardó para sí.
marzo 14, 2007
la práctica de esta mañana estuvo íntegramente centrada en katate dori kayten nage, la cual, tal como lo dice su nombre, consiste en la proyección de uke a partir de kayten.
pero antes de hablar de eso, quizás sería conveniente hablar del profundo cansancio que experimentó el aikidoka antes de salir de la cama. durante breves minutos reflexionó sobre el sentido de todo esto. y a pesar de que esos minutos de reflexión no lo llevaron a respuestas concretas, se levantó de todas formas, y se dirigió al dojo con nubes en su cabeza y legañas en sus ojos.
todo esto lo hizo llegar algunos minutos tarde a la práctica, por lo cual se perdió el saludo al kamiza. no así el precalentamiento, que lo realizó completo. bastaron algunos minutos para que las cosas empezaran a quedar más claras. sobre el tatami al aikidoka se le acaban todos sus achaques. el dolor de estómago, el dolor del cuerpo y el insoportable dolor de garganta (que lo ha aquejado por años y años) se esfuman apenas el aprendiz se centra en la práctica.
y aquí el aikidoka no está diciendo que la desaparición de sus achaques se deban a algún conjuro o a la magia (no hace falta decir que el aikidoka no cree en la magia), sino más bien el aprendiz cree que la concentración y el esfuerzo que pone en cada práctica, lo hacen olvidarse de sus achaques, los cuales se vuelve a abalanzar sobre él apenas éste deja el dojo.
pero mejor sería dejar de lado las intimidades para centrarnos en la práctica. y como ya fue dicho, la práctica de hoy estuvo centrada en kayten nage, una técnica sobre la que hay muchísimo que decir. tanto, que lo mejor sería no decir nada.
lo único que será consignado aquí, será el extraño final que tuvo la práctica: sempai separó a los alumnos con hakama de los sin hakama. y a estos últimos (entre los cuales se contaba el aikidoka, por supuesto) los hizo realizar randori a partir de la técnica anteriormente mencionada.
y a pesar de que el aikidoka pensaba que en el siguiente turno harían randori los alumnos con hakama, éstos fueron dejando el tatami, mientras a los sin hakama se les iba a la vida evadiendo de la manera más fluída posible este ataque.
terminado el randori, sempai reunió a los sin hakama en un círculo y preguntó a cada uno su experiencia. cuando le tocó el turno al aikidoka, éste respondió: "me gusta hacer randori, porque me obliga a estar alerta y porque me permite notar mis falencias y lo lejos que estoy de realizar bien la técnica". acto seguido y una vez que hubieron intervenido todos los alumnos sin hakama (a esa altura los con hakama ya estaban en las duchas) sempai señaló que no era recomendable preocuparse demasiado de que la técnica "saliera", sino que simplemente había que contarse con hacerla, sin importar el cómo. sempai dijo además que la principal falencia que notó en todos los aprendices era el deficiente manejo que tenían del espacio.
a pesar de todo fue una práctica extenuante y exigente, en la que el aikidoka (que recibió varios fuertes pero involuntarios atemis por parte de un par de sus compañeros) sintió que volvía de nuevo al aikido después de sus placenteras (aunque cortas) vacaciones.
a la salida del dojo estaban esperando sus dolencias, que se abalanzaron sobre él a la primera oportunidad.
pero antes de hablar de eso, quizás sería conveniente hablar del profundo cansancio que experimentó el aikidoka antes de salir de la cama. durante breves minutos reflexionó sobre el sentido de todo esto. y a pesar de que esos minutos de reflexión no lo llevaron a respuestas concretas, se levantó de todas formas, y se dirigió al dojo con nubes en su cabeza y legañas en sus ojos.
todo esto lo hizo llegar algunos minutos tarde a la práctica, por lo cual se perdió el saludo al kamiza. no así el precalentamiento, que lo realizó completo. bastaron algunos minutos para que las cosas empezaran a quedar más claras. sobre el tatami al aikidoka se le acaban todos sus achaques. el dolor de estómago, el dolor del cuerpo y el insoportable dolor de garganta (que lo ha aquejado por años y años) se esfuman apenas el aprendiz se centra en la práctica.
y aquí el aikidoka no está diciendo que la desaparición de sus achaques se deban a algún conjuro o a la magia (no hace falta decir que el aikidoka no cree en la magia), sino más bien el aprendiz cree que la concentración y el esfuerzo que pone en cada práctica, lo hacen olvidarse de sus achaques, los cuales se vuelve a abalanzar sobre él apenas éste deja el dojo.
pero mejor sería dejar de lado las intimidades para centrarnos en la práctica. y como ya fue dicho, la práctica de hoy estuvo centrada en kayten nage, una técnica sobre la que hay muchísimo que decir. tanto, que lo mejor sería no decir nada.
lo único que será consignado aquí, será el extraño final que tuvo la práctica: sempai separó a los alumnos con hakama de los sin hakama. y a estos últimos (entre los cuales se contaba el aikidoka, por supuesto) los hizo realizar randori a partir de la técnica anteriormente mencionada.
y a pesar de que el aikidoka pensaba que en el siguiente turno harían randori los alumnos con hakama, éstos fueron dejando el tatami, mientras a los sin hakama se les iba a la vida evadiendo de la manera más fluída posible este ataque.
terminado el randori, sempai reunió a los sin hakama en un círculo y preguntó a cada uno su experiencia. cuando le tocó el turno al aikidoka, éste respondió: "me gusta hacer randori, porque me obliga a estar alerta y porque me permite notar mis falencias y lo lejos que estoy de realizar bien la técnica". acto seguido y una vez que hubieron intervenido todos los alumnos sin hakama (a esa altura los con hakama ya estaban en las duchas) sempai señaló que no era recomendable preocuparse demasiado de que la técnica "saliera", sino que simplemente había que contarse con hacerla, sin importar el cómo. sempai dijo además que la principal falencia que notó en todos los aprendices era el deficiente manejo que tenían del espacio.
a pesar de todo fue una práctica extenuante y exigente, en la que el aikidoka (que recibió varios fuertes pero involuntarios atemis por parte de un par de sus compañeros) sintió que volvía de nuevo al aikido después de sus placenteras (aunque cortas) vacaciones.
a la salida del dojo estaban esperando sus dolencias, que se abalanzaron sobre él a la primera oportunidad.
marzo 12, 2007
dieciseis días después de la última vez, el aikidoka se hizo presente esta mañana en el dojo para reanudar las prácticas. la primera práctica después de dos placenteras (aunque cortas, siempre cortas) semanas de vacaciones. período durante el cual, salvo un par de improvisados ukemis sobre la arena, este aprendiz no tuvo mayor contacto físico con el aikido.
pero sí mental, porque en más de una oportunidad el aikidoka se sorprendió a sí mismo (por lo general metido en el mar, capeando las olas) pensando en las diferencias entre omote y ura para shi honage. y aunque algunas veces el aikidoka sentía ciertas iluminaciones en las que creía resolver el puzzle mental que le proponía su propio cerebro para resolver ciertas técnicas, ante la falta de un uke en condiciones aptas, le resultó imposible confirmar si estas iluminaciones tenían asidero en la realidad.
considerando entonces el tiempo transcurrido, el aikidoka arribó al dojo (donde ya se han restablecido las sesiones matutinas) dominado por un especial entusiasmo, condición que le permitió ponerse rápidamente a punto para sentirse una vez más en un territorio cálido y familiar.
se podría decir que la práctica de hoy estuvo centrada en el arte de la desaparición. esto es, en cómo nage puede ofrecer algo (la mano, la muñeca, el codo, el brazo) y una vez que uke se ha concentrado en aquello, y que ya se ha decidido a ir a por él, nage simplemente desaparece y donde antes había un brazo, luego sólo está el vacío. ecuación que provoca la proyección de uke.
claro que todo empezó a un tempo pausado, a partir de katate ryotedori, nage debía acercar el brazo tomado a su centro y luego, desde ahí, flectarlo y elevarlo, al tiempo que se posicionaba detrás de uke para dejar caer sólo el peso de su brazo para doblar la espalda de uke.
posteriormente sempai indicó realizar la misma técnica, pero esta vez pido a uke un ataque más solvente, no sólo sosteniendo el brazo de nage, sino intentando entrar en su espacio con intención (una intención que, dicho sea de paso, debería estar siempre presente en el accionar de uke). de esta forma, nage debía hacer un mínimo esfuerzo, que consistía en abrir un poco sus caderas, para que fuera su propio impulso el que hiciera caer a uke (que es lo que debe ocurrir la mayor parte de las veces ¿no?)
durante la realización de esta técnica, otro sempai le hizo ver al aikidoka que en katate ryotedori, las manos de uke deben ir separadas entre ellas por aproximadamente un puño, ya que si tomaban la muñeca de nage demasiado cerca una de otra, era casi lo mismo que katate dori.
más tarde la técnica varió en el momento en que sempai pidió a nage realizar un giro hacia afuera, de manera que el brazo tomado era la catapulta que terminaba proyectando a uke en mae ukemi. una catapulta en sentido figurado, por cierto, puesto que como recordará el amable lector, el brazo siempre, siempre, siempre debe estar muy relajado y no tieso ni tenso como el brazo de una catapulta.
en la técnica siguiente el giro se debía hacer ahora hacia adentro y antes de que uke tomara por completo el brazo de nage. es aquí donde se empezó a explorar en las técnicas de la desaparición, con un brazo que primero está, pero luego ya no. ¿y uke? volando plácidamente por el espacio aéreo del tatami.
fue una práctica relativamente suave, que hizo pensar al aikidoka que, tal como se había propuesto hace algunas semanas, asistiría hoy mismo a la práctica vespertina, con lo que habría completado pro primera vez dos prácticas oficiales en un mismo día. sin embargo en estos momentos el aikidoka siente su cuerpo pesado, adolorido y cansado. y aunque el aikidoka teme que los dolores puedan deberse a otra afección y no a la práctica de esta mañana, esta situación impedirá de todas formas su presencia en el dojo esta tarde.
pero sí mental, porque en más de una oportunidad el aikidoka se sorprendió a sí mismo (por lo general metido en el mar, capeando las olas) pensando en las diferencias entre omote y ura para shi honage. y aunque algunas veces el aikidoka sentía ciertas iluminaciones en las que creía resolver el puzzle mental que le proponía su propio cerebro para resolver ciertas técnicas, ante la falta de un uke en condiciones aptas, le resultó imposible confirmar si estas iluminaciones tenían asidero en la realidad.
considerando entonces el tiempo transcurrido, el aikidoka arribó al dojo (donde ya se han restablecido las sesiones matutinas) dominado por un especial entusiasmo, condición que le permitió ponerse rápidamente a punto para sentirse una vez más en un territorio cálido y familiar.
se podría decir que la práctica de hoy estuvo centrada en el arte de la desaparición. esto es, en cómo nage puede ofrecer algo (la mano, la muñeca, el codo, el brazo) y una vez que uke se ha concentrado en aquello, y que ya se ha decidido a ir a por él, nage simplemente desaparece y donde antes había un brazo, luego sólo está el vacío. ecuación que provoca la proyección de uke.
claro que todo empezó a un tempo pausado, a partir de katate ryotedori, nage debía acercar el brazo tomado a su centro y luego, desde ahí, flectarlo y elevarlo, al tiempo que se posicionaba detrás de uke para dejar caer sólo el peso de su brazo para doblar la espalda de uke.
posteriormente sempai indicó realizar la misma técnica, pero esta vez pido a uke un ataque más solvente, no sólo sosteniendo el brazo de nage, sino intentando entrar en su espacio con intención (una intención que, dicho sea de paso, debería estar siempre presente en el accionar de uke). de esta forma, nage debía hacer un mínimo esfuerzo, que consistía en abrir un poco sus caderas, para que fuera su propio impulso el que hiciera caer a uke (que es lo que debe ocurrir la mayor parte de las veces ¿no?)
durante la realización de esta técnica, otro sempai le hizo ver al aikidoka que en katate ryotedori, las manos de uke deben ir separadas entre ellas por aproximadamente un puño, ya que si tomaban la muñeca de nage demasiado cerca una de otra, era casi lo mismo que katate dori.
más tarde la técnica varió en el momento en que sempai pidió a nage realizar un giro hacia afuera, de manera que el brazo tomado era la catapulta que terminaba proyectando a uke en mae ukemi. una catapulta en sentido figurado, por cierto, puesto que como recordará el amable lector, el brazo siempre, siempre, siempre debe estar muy relajado y no tieso ni tenso como el brazo de una catapulta.
en la técnica siguiente el giro se debía hacer ahora hacia adentro y antes de que uke tomara por completo el brazo de nage. es aquí donde se empezó a explorar en las técnicas de la desaparición, con un brazo que primero está, pero luego ya no. ¿y uke? volando plácidamente por el espacio aéreo del tatami.
fue una práctica relativamente suave, que hizo pensar al aikidoka que, tal como se había propuesto hace algunas semanas, asistiría hoy mismo a la práctica vespertina, con lo que habría completado pro primera vez dos prácticas oficiales en un mismo día. sin embargo en estos momentos el aikidoka siente su cuerpo pesado, adolorido y cansado. y aunque el aikidoka teme que los dolores puedan deberse a otra afección y no a la práctica de esta mañana, esta situación impedirá de todas formas su presencia en el dojo esta tarde.
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