quizás resulte curioso que el aikidoka regrese a este dojo virtual para referirse a una práctica a la que no asistió. y de hecho es curioso, pero así es: esta mañana el aikidoka sintió la necesidad de dormir un par de horas más, debido a la intensa carga de esfuerzo al que ha estado sometido.
es por esto que el aprendiz se encuentra evaluando la posibilidad de suplir la ausencia de esta mañana asistiendo a la práctica vespertina. es una posibilidad real, pero hasta el momento, no del todo cierta.
pero para no desaprovechar la presencia del aikidoka en este espacio en el día de hoy, el aprendiz ha decidido referirse brevemente a la práctica del lunes (cabe hacer notar que el aikidoka ha seguido asistiendo regularmente a sus tres prácticas semanales, con el entusiasmo y la entrega que ya se ha hecho habitual). una práctica que estuvo íntegramente centrada en irimi nage. el aikidoka no recuerda una práctica en la que se haya explorado sólo en una técnica.
durante la práctica sensei se detuvo a explicar las importancia del concepto de irimi (el cual se podría aplicar a prácticamente todas las técnicas conocidas en aikido): entrar, ocupar el espacio del otro. sensei hizo hincapié también en que no es sólo nage quien debe ocupar ese espacio, sino que uke, en su ataque, debe demostrar la intención real de ocupar el espacio de nage, quien a su vez toma esa intención de uke para poder desarrollar la técnica. es decir uke no puede limitarse a tomar la muñeca de nage, sino que debe manifestar su intención real de entrar (irimi) al espacio de nage.
fue una bella práctica, en la que el aikidoka tuvo la oportunidad de corregir un sinnúmero de errores que estaba cometiendo al momento de desarrollar iriminage. el aprendiz tuvo la oportunidad de intercambiar roles con varios compañeros distintos, lo que permitió también sentir la potencia o la suavidad de cada uno, y aprendiendo importantes enseñanzas de cada uno de ellos.
para cerrar esta hermosa práctica, sensei ordenó un intenso ato keiko, en el cual el aikidoka fue sometido a un gran esfuerzo. sobre todo con uno de los sempais (precisamente el que guía la práctica de esta mañana), quien hizo volar al aikidoka por los cielos del dojo. con técnicas simples pero contundentes, sempai hizo girar al aikidoka en 180º sobre su cabeza, lo que obligaba al aikidoka a girar rápidamente estando en el aire y a su vez soltar sus brazos para que éstos golpearan sobre el tatami para reducir el impacto. fue una experiencia veloz, intensa, enérgica, la cual resultó sumamente estimulante para este humilde aprendiz.